Dénia tiene muchas batallas que contar. Desde el siglo I a. de C. cuando el gobernador de la Hispania Citerior, Quinto Sertorio, se rebeló contra la todopoderosa Roma (el puerto de Dianium fue de Sertorio), hasta la Guerra Civil, Dénia ha vivido terribles asedios y numerosos hechos de armas. La ciudad arrastra un pasado bélico que ahora saldrá a la luz. El departamento municipal de Cultura, con la colaboración de la asociación de veteranos y reservistas de Dénia, ha organizado un ciclo de conferencias que lleva por título La defensa de Dénia en tiempo de guerra. Las charlas, que tendrán lugar en la Sala del Castell, se realizarán desde junio hasta noviembre. El conflicto, ya lo dijo Marx, es el motor de la historia. La de Dénia es muy guerrera.
«No podemos obviar que la guerra ha marcado incluso la estructura urbana de nuestra ciudad», advirtió ayer el arqueólogo municipal, Josep Antoni Gisbert, que subrayó que este ciclo de conferencias cuenta con una subvención de 4.000 euros del Ministerio de Defensa.
Dénia se ha apuntado, por decirlo de forma ligera, a todos los bombardeos. Del puerto de Dianium zarparon las naves de Sertorio. Además, hay evidencias arqueológicas de que el Montgó funcionó como atalaya defensiva. Gisbert recordó ayer que los legionarios vigilaban desde la Cova de l'Aigua todo el golfo de Valencia. En 1017, hace ahora un milenio, Muyahid, el rey de la Taifa de Dénia, conquistó Cerdeña. Mientras, a mediados del siglo XIV, la Guerra de los dos Pedros asoló Pego, Benissa y Dénia. Mientras, en el siglo XVI, en la época del Duque de Lerma, Dénia fue puerto de las galeras de la armada. Durante la Guerra de Sucesión, la ciudad sufrió tres crueles cercos. Y en la Guerra del Francés (de la Independencia), también se dio otro terrible asedio.
Ese pasado tan de trinchera ha dejado numerosas arquitecturas defensivas. El túnel del castillo, sin ir más lejos, es un refugio antiaéreo en la Guerra Civil. En les Rotes, todavía existen los vestigios de búnkeres y de una batería antiaérea. Los terrenos, situados en una atalaya que linda con el parque natural del Montgó, son privados. El conjunto defensivo está en ruinas.
