Los excursionistas y ciclistas de montaña que cogen la senda del Poblado Fantasma (se llama así porque en su tramo final pasa junto a la urbanización abandonada e ilegal del Greco) tienen a veces la impresión de estar en primera línea de fuego. Los perdigones caen en los arbustos que están junto a la senda y, cuando el viento los empuja un poco, también sobre el camino. Es habitual escuchar el repiqueteo de estas bolitas de plomo contra el suelo. El ruido de los disparos también sobresalta, pero menos que la lluvia de perdigones. En el inicio de esta senda, que arranca en les Planes de Xàbia y baja a les Rotes de Dénia, sorprende bajar la vista y observar cientos de bolitas de plomo, un metal contaminante y que puede ser ingerido por la fauna del parque natural.

Los perdigones proceden de los disparos que se efectúan en el campo de tiro de Xàbia. Aunque el perímetro de seguridad es bastante amplio (está vallado y hay carteles de prohibido el paso), las bolitas de plomo lo rebasan y llegan, en días de viento, a la senda y a una vivienda.

Los propietarios de esta casa han llamado en más de una ocasión a la Guardia Civil. Hace unos días mostraron el rastro de perdigones a los representantes de la asociación Mis Amigas las Palomas, que reclama la prohibición del tiro al pichón en los campos del tiro. Esta asociación ha pedido una reunión con el alcalde de Xàbia, José Chulvi, del PSPV, y los concejales de Medio Ambiente y Deportes. Quiere trasladarle la «anomalía» de que en un parque natural como el Montgó todavía funcionen dos campos de tiro, uno en Xàbia y otro en Dénia.

El plan de usos del Montgó permite la actividad de estos campos de tiro, aunque incide en que deberían trasladarse fuera del parque natural. No es fácil. El de Xàbia tiene una concesión que no expira en dos días. Cuenta con una licencia de actividad vigente hasta 2094. En plena sequía, en el Montgó llueve. Pero plomo.