Los propietarios de chalés en Xàbia, tan celosos de su intimidad, han empezado a mirar al cielo con inquietud. Se sienten amenazados por los drones. Las aeronaves pilotadas por control remoto pueden caer, por ejemplo, en manos de cacos que rastreen viviendas cuyos dueños están fuera. Los vecinos que, de momento, han expresado abiertamente su recelo a los drones son los de la falda del Montgó. Esta misma semana han mantenido una reunión con la concejala responsables de las urbanizaciones, Doris Courcelles, quien acudió acompañada de un operador de drones con licencia de la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea).

«Les explicamos que está totalmente prohibido que se sobrevuele sus casas con un dron. Si eso ocurre, deben llamar a la policía», indicó a este diario Courcelles.

Las suspicacias de los propietarios del Montgó aumentaron cuando hace unos días una persona aparcó su coche en la zona, bajó una aeronave y la elevó sobre las casas. Desapareció antes de que los vecinos, en su mayoría ingleses y alemanes, pudieran preguntarle qué hacía. «Nos surgen preguntas. ¿Se está rompiendo nuestra intimidad? ¿Nos pueden escudriñar desde el aire?», planteó una vecina en la reunión con la edil y el piloto de drones Manuel Salmerón. Éste les informó de que sobrevolar zonas urbanas y habitadas y observar a los vecinos cuando están en sus casas y jardines es ilegal. Les explicó que el campo de los drones está muy limitado. Se pueden utilizar en búsquedas y rescates, en prevención de incendios, en trabajos topográficos y, como mucho, para perseguir actividades de acampada ilegal. Fisgar desde el aire, recalcó este operador de aeronaves teledirigidas, está prohibido.

Mientras, la concejala desmintió que el ayuntamiento haya comprado drones para localizar obras ilegales. En la Marina Alta, el consistorio de Calp sí ha adquirido uno de estos aparatos para perseguir irregularidades urbanísticas.

La edil subrayó que, dado que los drones están muy de moda y se pueden adquirir a precios asequibles, es importante que los residentes sepan que el espacio aéreo que está sobre sus casas es sagrado e inviolable. En el cielo, por tanto, también hay reglas.