El temporal ha vomitado la basura del verano. También ha sacado a la orilla de las playas de la Marina Alta gran cantidad de posidonia oceanica y de algas como la codium bursa (boinas). Esos restos vegetales son una bendición. Revelan que el litoral de la Marina Alta conserva ecosistemas de gran valor. Pese a todo. Porque la costa también ha quedado ahora salpicada de plásticos, latas y hasta gafas y tubos de snorkel. Pero los deshechos que más aversión provocan son los que el mar ha escupido en el Primer Muntanyar de Xàbia. El tramo de piedra tosca que está entre el núcleo del Puerto y la playa del Benissero está repleto de residuos fibrosos, que se han adherido a las rocas. Son las famosas toallitas húmedas que se suelen arrojan al váter y, al no ser biodegradables, atascan los alcantarillados de las ciudades.

En Xàbia, las toallitas acaban, no se sabe bién por qué, en el mar. El pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de Alboraia tuvo que cerrar tras un temporal la playa de la Patacona ya que también se llenó de esta basura de fibras. En el Muntanyar, las hebras se pegan a las rocas. Una rama que ha sacado el temporal también está forrada de las fibras de las toallitas.

Estos residuos proceden en Xàbia de un vertido incontrolado de fecales. Es imposible que pasen el filtro de la depuradora y que lleguen al mar por el emisario submarino que libera el agua ya tratada.

Los pescadores hace tiempo que advierten de que, al recoger las redes, cada vez hallan más toallitas. La empresa municipal del agua, Amjasa, inició el pasado año una campaña para concienciar a los vecinos de que no las tiren al váter. Estas fibras son, al igual que las bolsas de plástico, un peligro para la fauna marina. Cada vez mueren más delfines y tortugas asfixiados al tragarse la basura que se arroja al mar.