Una foto en el Facebook con sus presuntos asesinos en el estadio Santiago Bernabéu fue la pista que permitió a la Policía tirar del hilo para resolver un crimen cometido en Dénia en agosto de 2014. Uno de los acusados del crimen se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Alicante y delató a sus otros dos compañeros, que precisamente están en prisión en Rumanía cumpliendo condena por haberle amenazado y agredido para que no hablara. La Fiscalía pide quince años de prisión para los tres acusados por un delito de homicidio en concurso con otro de robo con violencia.

Los hechos ocurrieron en agosto de 2011 cuando la víctima fue encontrada en su apartamento de Dénia en avanzado estado de descomposición. El cuerpo estaba maniatado y envuelto en unas sábanas con un calcetín en la boca, que determinó que muriera asfixiado. El hecho de que no tratara de liberarse de sus atadores indicaba a los forenses que podría estar inconsciente cuando se ahogó. Fue un familiar quien le encontró al desplazarse desde Madrid a Dénia preocupado por no tener noticias de él desde hacía varios días. Tras entrevistar a los vecinos, la Policía pudo averiguar que la víctima había estado que con tres chicos jóvenes de nacionalidad rumana poco antes de su muerte.

Las pesquisas

La respuesta vino de las manos de las redes sociales donde los agentes encontraron una foto de la víctima con los sospechosos del crimen en el estadio Santiago Bernabéu poco antes del crimen. Ése fue el hilo del que fueron tirando los investigadores para ir determinando que el fallecido había pasado varios días en Madrid con ellos, pagando todos sus gastos y les había invitado a ir a su apartamento en Dénia. La víctima tenía un alto nivel adquisitivo. Esta pista llevó a los agentes a los teléfonos de los acusados que un día se apagaron de madrugada para volver a encenderse al día siguiente en Rumanía, según explicaron los agentes que llevaron la investigación. La acusación sostiene que los sospechosos mataron a la víctima para conseguir dinero con el que pagarse el viaje de vuelta a su país.

Después fue cuestión de tiempo que los presuntos asesinos se delataran entre ellos. Ayer se sentó en el banquillo el procesado que incriminó a sus compañeros. Según dijo, había llegado a España de vacaciones y se juntó con los otros dos porque eran de su país y no sabía hablar español. El acusado sostiene que no vio nada del asesinato, aunque dijo que «yo tengo la culpa, tenía que haber pedido ayuda a la Policía». Sus compañeros le dieron mil euros para que «se callara la boca» y se fueron a Rumanía. «No llegué a ver cómo estaba (en alusión a la víctima). Mis amigos me dijeron que teníamos que marcharnos», relató. Durante el viaje le contaron lo ocurrido. Cuando la víctima se iba a ir dormir, le abordaron en la cama y le agarraron sus partes íntimas, mientras otro le golpeaba en la cabeza. La autopsia reveló que la víctima tenía golpes en la cabeza antes de morir.

En su país, éstos siguieron teniendo miedo de que hablara y «me golpearon y me dejaron abandonado en una montaña». Por las agresiones a su presunto cómplice, los otros dos acusados se encuentran cumpliendo una condena de dos años y medio de cárcel en su país.

El acusado sostiene que el crimen se debió a un arrebato sentimental, por la relación que tenía la víctima con uno de los presuntos asesinos. La Fiscalía cree que el móvil fue económico y que los golpes que sufrió el fallecido eran para forzarle a que les dijera dónde se encontraba el dinero.

Billetes de 100 y 200 euros

Un taxista que llevó a los presuntos agresores desde Dénia hasta Benidorm la noche del crimen aseguró que sus pasajeros tenían un elevado fajo de billetes de 100 y de 200 euros. «Estaba preocupado porque no sabía si me iban a pagar y cuando vi el dinero me tranquilicé», relató ayer el conductor al tribunal.

La fiscal sostiene que los acusados pudieron obtener un botín cercano a los 10.000 euros esa noche tras registrar la casa. También se llevaron varias prendas de vestir del armario del fallecido. El juicio quedó ayer visto para sentencia.