Las relaciones comerciales que Dénia mantuvo entre los siglos XVI y XVIII con Pisa y Génova cambiaron los gustos de las casas dianenses más pudientes. Las galeras zarpaban de aquí cargadas de pasas y almendras y regresaban (el cargamento de retorno) con vino de Génova y cerámicas de Montelupo y Pisa (la Toscana) y de Génova, Albisola y Savona (Liguria). «En las casas se utilizaba de manera cotidiana esa cerámica importada», explicó el director del museo de Dénia, Josep A. Gisbert, antes de partir hacia Montelupo, localidad de la provincia de Florencia, que ayer acogió el congreso internacional «Le ceramique di Montelupo nei musei di tutto il mondo». Allí se reunieron expertos de museos de Berlín (Alemania), de Écouen y Sèvres (Francia) y de Italia, claro está. En representación de España, acudió Gisbert, quien repasó los hallazgos de de estas cerámicas en el litoral valenciano. «Dénia fue la primera ciudad de este lado del Mediterráneo que llevó a cabo estudios sobre la presencia de estas cerámicas en su arqueología urbana», destacó el experto.

Dénia cuenta con un yacimiento capital, el antiguo fondeadero de la playa de la Marineta Cassiana. Emili Moscardó realizó para la Universitat de València en 2005 un trabajo sobre los 300 fragmentos cerámicos recuperados en esta playa. Gisbert, no obstante, aclara que también se han producido hallazgos en Novelda, Alicante, Xàbia, Pedreguer, Murla, Oliva, Gandia, Cullera y la ciudad de Valencia.