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Palacetes que renacen como hoteles en Benissa

Emprendedores abren en los últimos meses cuatro alojamientos turísticos en el centro histórico, dos en viviendas señoriales del siglo XVIII y otros dos en antiguas casas de labriegos

Palacetes que renacen como hoteles en Benissa

El centro histórico de Benissa tiene ángel. Y también tiene una calle que se llama de l´Àngel. Estrecha y empedrada. En su número 4, en un palacete que antes fue galería de arte, se han establecido Aleks Cicha y Charles Chamber. Ella es arquitecta y él diseñador de moda. Han cambiado Londres por Benissa. Siguen trabajando de lo suyo. Y hace ahora dos semanas abrieron un hotelito muy especial en esta casa señorial del siglo XVIII, que es vecina de los palacios cerrados y en venta de Benavent y dels Torres.

«Vinimos de vacaciones y nos enamoramos de Benissa y de esta casa», relata Aleks. Charles añade que estaban hasta el gorro de la niebla y el frío de Londres.

El hotel Nº Cuatro tiene sólo cuatro habitaciones. El número cuatro es omnipresente. La numerología (esoterismo) lo relaciona con la atención con los detalles. Algo de cierto habrá. Los propietarios de este nuevo negocio han cuidado hasta el último. La decoración es acertadísima. Han dejado a la vista la tosca de algún tramo de muro y de los arcos. Han respetado los enrejados, los suelos hidráulicos del XVIII (tienen magníficos motivos geométricos), los zócalos de cerámica, un artesonado de reminiscencia mudéjar y las antiguas vigas de mobila. Y han introducido lámparas y muebles arabizantes, esculturas atrevidas como la de los dos felinos de cobre que guardan una de las suites y algunos lienzos de arte moderno.

«La casa tiene un gran potencial», afirma Aleks. En realidad, en todo el centro histórico de Benissa, de su primera a última callejuela, hay potencial a espuertas. El negocio de los alojamientos turísticos empieza a despegar ahora. En los últimos meses, además del hotel Nº Cuatro, se ha abierto otro alojamiento en otra casa señorial de finales del XVIII del Carrer Puríssima (la fachada da a la plazoleta del monumento al riberer) y otros dos en antiguas casas de labriegos. Estas últimas se alquilan. Son la Casa Barrilets y Al Recer. El gancho es pasar las vacaciones en un centro histórico (y peatonal, claro está) tranquilo y magníficamente conservado y tener a nada las playas de Benissa, Calp, Moraira o Xàbia.

Emprendedores como Aleks y Charles confirman que la aldea global y la deslocalización del trabajo le están dando la vuelta al éxodo rural de la revolución industrial. Antes el trabajo estaba en la ciudad. Ahora está en la red. Y la vida regresa a los pueblos. El casco antiguo de Benissa resucita con el auge de los alojamientos turísticos.

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