Los caminos de la fortuna son inescrutables. Inma y Cristina Peiró cogieron el AVE y se plantaron en Madrid. Las dos hermanas de Ondara no querían perderse el concierto que el 19 de noviembre ofrecía el grupo OBK. Era el festival «Locos por la música» y también actuaban La Unión, La Guardia, Danza Invisible, Modestia aparte y Un pingüino en mi ascensor. Pero a ellas les va, sobre todo, el pop electrónico de OBK. Al llegar a Madrid, cogieron un taxi para ir a la plaza Mayor. Pero el taxista las convenció de que ese 19 de noviembre debían visitar la Puerta del Sol. Se cumplían 150 años de la puesta en marcha de su famoso reloj (el de las campanadas de fin de año). Cuando las hermanas bajaron del taxi, una anciana lotera les ofreció décimos. Compraron tres. Uno era el 66513. «Acababa en 13 y nos gustó», explicó ayer Cris. «Era una señora muy simpática y le compramos lotería. Luego comimos en el mercado de San Miguel», añadió Inma.

Al volver a Ondara, las hermanas compartieron los décimos de Madrid con su madre, Conchi Pérez, quien los grapó y guardó. Y el jueves el número de Madrid, el del concierto de OBK, el acabado en 13, les dio el Gordo.

Conchi, la madre, cuando sus hijas le preguntaron por WhatsApp si les había tocado la lotería, les respondió que no, que lo único que les había tocado era «el bolsillo». Pero Cris, que trabaja en el peaje de la autopista en Algemesí, le insistió en que en Madrid habían comprado una terminación en 13. La madre hizo fotos a los décimos y, escéptica, se la pasó a sus hijas. Una compañera de Cris le confirmó que uno de los números era el del Gordo. Mientras, Inma, que regenta la autoescuela de Ondara en la que también trabaja su madre, seguía dando prácticas de conducir.

Al final, comprobaron que sí, que el décimo comprado tras un cúmulo de casualidades en la Puerta del Sol de Madrid era el del Gordo. Las hijas y la madre se repartirán los 400.000 euros (en realidad, 320.000, ya que Hacienda retiene el 20 %) del premio. Están contentísimas. Pero sin perder la cabeza. Conchi seguía ayer trabajando en la autoescuela que abrió su abuelo, José Pérez Sendra, el Sisó, y que ahora dirige su hija Inma. Y ésta no volvió a la autoescuela hasta las 13 horas, tras terminar las clases de práctica de conducir. Cris también siguió con su trabajo en la autopista.

La familia, eso sí, está felicísima. La escapada de las dos hermanas a Madrid les ha traído suerte. No se olvidaron de enviar un mensaje al taxista para decirle que parar en la Puerta del Sol les dio el Gordo.