Fue alcalde de Benissa entre 1987 y 1999 (dos mandatos con el CDS y otro como independiente). Luego se convirtió en azote de su sucesor, Juan Bautista Roselló, del PP, y coqueteó con el Bloc. En las últimas elecciones, regresó al ayuntamiento como concejal de Ciudadanos. Isidor Mollà tiene, como político, más vidas que un gato (es, además, veterinario). Ahora vuelve a ser decisivo. Hoy, en el pleno en el que el PP se las prometía muy felices y aspiraba a una transición tranquila entre el dimisionario Roselló y su delfín Arturo Poquet, Mollà pulsará el botón de reinicio. Votará por el cambio y enviará, tras 18 años de alcaldía de Roselló, a los populares a la oposición. El concejal de Ciudadanos dará su voto a Abel Cardona, el portavoz de Reiniciem Benissa, quien se convertirá esta tarde (el pleno es a las 18 horas) en el quinto alcalde de la Democracia en un municipio en el que Isidor Mollà y Juan Bautista Roselló han mantenido este cargo durante nada menos que 30 años.

Mollà comunicó en la tarde de ayer la decisión a sus compañeros de la formación naranja. Argumentó que, tras 18 años de gobierno del PP, había llegado «el momento de la alternancia». También le trasladó a Arturo Poquet su apuesta por el cambio. Mollà podía haberse quedado al margen, votarse hoy a sí mismo. El nuevo candidato del PP hubiera empatado a ocho votos con Abel Cardona, quien cuenta con el apoyo de PSPV y Compromís. Los populares hubieran mantenido el gobierno, ya que en las últimas elecciones fueron la fuerza más votada.

Pero Isidor Mollà activa la palanca del cambio. No tendrá delegaciones en el nuevo tripartito. Cree que el nuevo periodo que se abre con tres fuerzas de progreso en el gobierno local es más ilusionante que la continuidad de un PP en minoría. Y, desde luego, asuntos por desatascar hay un puñado. Benissa no tiene Plan General (el último lo anuló el Supremo). Las obras de la variante que debe acabar con la travesía urbana de la N-332 no se han iniciado. El ayuntamiento es un polvorín de conflictos laborales. El tripartito, además, quiere reforzar las políticas sociales y de empleo.

Tras las elecciones, el pacto de progreso no fraguó por los desencuentros entre Reiniciem Benissa y Compromís. La dimisión de Roselló, quien tras sus 18 años de alcalde ha decidido hacer carrera como jefe de gabinete del presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, les dio una segunda oportunidad. Los populares confiaron demasiado en que esas diferencias eran insalvables. La renuncia de Roselló se ha revelado intempestiva. Quiso dejar de sucesor a Arturo Poquet y lo que hizo fue abrir la puerta de par en par al cambio. Los populares perdieron el norte en las elecciones y ahora el sur empieza, con Benissa, a tambalearse.