Calp ha cogido la escapada nueva. Ya hace años que los equipos profesionales se hospedan en los hoteles del municipio y preparan en las carreteras de la Marina Alta la temporada. Escuadras como Astana, Etixx, Katusha u Orica han hecho de Calp su cuartel general de invierno. Los profesionales, y eso sí una tendencia que va a más, arrastran a ciclistas de categoría amateur y a numerosísimos aficionados a la bicicleta. Los hoteles calpinos ya lanzan paquetes específicos para los aficionados a la bici.

El concejal de Turismo, Jan Van Parijs, está encantado con estos visitantes de temporada baja. Calcula que ahora mismo hay en Calp entre 300 y 400 ciclistas. Cada vez se ve más por las carreteras a matrimonios de jubilados que le han cogido el gusto a pedalear. La bici no tiene edad. El paisaje, las carreteras y el clima acompañan.

Calp acudirá entre el 20 y el 22 de enero a la feria de Bélgica Velofollies. En Bélgica, la tierra de Eddy Merckx, y Holanda el ciclismo despierta pasiones. Esos aficionados están locos por escaparse a una comarca tan idónea para montar en bicicleta como es la Marina Alta.

Y ahora, con la fuerza que está cogiendo el Puig Llorenza, en el Poble Nou de Benitatxell, como final mítico de etapa en la Vuelta Ciclista a España (este año la organización ha querido repetir ese espectacular final en alto), la comarca todavía tiene más tirón en ese segmento del turismo ciclista.