El Auditorio de Teulada-Moraira convoca a las musas de la inspiración. Hay contenedores culturales a los que el arte llega hecho. Se expone o se interpreta. En cambio, el auditorio provoca el milagro de la transformación. Este fin de semana, de hecho, una escultura de Quico Torres cobró vida. El bailarín Igor Yebra la puso a danzar. Yebra realizó un solo de danza con música de «El cisne», de Camille Saints-Säens. Se inspiró en una de las esculturas de krión (un material extraordinariamente dúctil de Porcelanosa) del artista de Benissa. El bailarín esculpió la danza, mientras que el escultor, en su obra, atrapó el movimiento.

El auditorio se ha lanzado a experimentar la fusión de distintas disciplinas artísticas. En el workshop del fin de semana, titulado «Solo_Project» (forma parte del proyecto «Trilogia3Arts»), tres artistas dialogaron sin límites ante un público que también aportaba ideas. A los dos artistas citados, se unió el chef con una estrella Michelin Manuel Alonso, quien también se ha inspirado en las esculturas de Quico Torres para crear sus platos. En esta ocasión, el cocinero dio las claves de una alimentación saludable. Incidió en que «comer sano no es aburrido». Tampoco lo fue ver a tres artistas enfrascados en el apasionante proceso de la creación.