El patrón del Cap Prim Segon, Amadeu Ros, no se da ninguna importancia. «No hemos hecho nada excepcional. Cada año liberamos a unas seis o siete xatas», afirma. Xata es el nombre que los marineros dan a los tiburones de la especie cañabota (hexanchus griseus), escualos que viven a grandes profundidades y que son carroñeros.

El Cap Prim Segon, que es un arrastrero de Xàbia, se encontró el lunes, al recoger su tripulación las redes, con un polizón inesperado. Un tiburón cañabota de unos dos metros se retorcía en cubierta. El animal había quedado atrapado en la corona de las redes. «Ahí se queda todo aquello más voluminoso que capturamos, como barriles que arrojan al mar los mercantes o botes de pintura», indicó Amadeu Ros.

La tripulación, antes de ponerse a recoger y clasificar la gamba roja, que es de lo que vive, se apresuró a izar al tiburón con la grúa y devolverlo al mar. Lo elevó por encima de los cables del barco para que no se lastimara. Y lo liberó vivo.

«Nuestra obligación es interferir lo menos posible en los ecosistemas marinos», indicó el patrón del Cap Prim Segon, que es un defensor convencido de la pesca sostenible. «Claro que los debemos devolver al mar. Al fin y al cabo, el animal está en su casa».

La maniobra no fue sencilla. Había marejada de llebeig y el barco se balanceaba mucho. El escualo, eso sí, puso de su parte. Esta especie, apuntó Amadeu Ros, cuando está fuera del agua no es agresiva. De hecho, los marineros también conocen a los cañabotas como dorments, ya que apenas se mueven y parece que estén somnolientos.

Este pescador desvela que en sus años de mar ya habrá liberado a unos 50 tiburones que, por accidente, quedaron atrapados en las redes. El del lunes se hallaba a unos 580 metros de profundidad cuando se enredó. «Nosotros siempre los soltamos. Tenemos el barco preparado para ello. La grúa nos facilita hacerlo», precisó Ros.

También explicó que las tripulaciones de pesqueros que no cuentan con grúa cogen a los escualos en volandas y los tiran al mar. «Los pescadores sufren mucho cuando tienen que devolverlos al mar a mano», dijo.

Admitió que también hay marineros que dejan que estos animales se mueran en cubierta y luego los trocean y arrojan por la borda.

Los tiburones cañabota viven a grandes profundidades. En los caladeros de gamba roja del Canal de Ibiza, abundan. Los primeros días tras un para pesquero biológico los barcos regresan a puerto con las redes repletas de crías de esta especie, que no tiene ningún valor comercial.