La capilla del Ecce-Homo de Pego no llegará a Semana Santa. Queda un mes de obras. El andamio obligará a modificar el recorrido de las procesiones. Pero es un mal menor. Los trabajos están en su recta final. En el otoño de 2015, unas lluvias torrenciales provocaron que se hundiera parte de la cúpula. Antes ya sufría goteras y un acusado deterioro. Para repararla, se han empleado nada menos que 12.500 tejas. Los obreros las han colocado una a una. Les han hecho un agujero para fijarlas. Debajo están las marrones y arriba las azules vidriadas que hacen que la cúpula refulja.

Los trabajos han costado 70.900 euros. La Diputación de Alicante ha arrimado el hombro. Ha aportado 65.000 euros. El resto ha corrido a cargo del ayuntamiento.

El presidente de la Diputación, César Sánchez, visitó ayer las obras. Destacó que la capilla del Ecce-Homo es «un símbolo» de Pego. Mientras, el alcalde, Enrique Moll, admitió que la reparación no estará acabada para Semana Santa. «Desmontar el andamio también va a ser complicado. Buscaremos con la junta central de Semana Santa y el párroco alternativas» para los recorridos de las procesiones, avanzó el munícipe.

El andamio ocupa la céntrica calle del Ecce-Homo. Mientras, el interior de la cúpula está tapado con una red. El andamio también envuelve toda la cubierta. Cuando se retire, quizás a los vecinos les llame la atención que las tejas de abajo, las marrones, destacan mucho. Los jefes de la obra explicaron ayer que, poco a poco, irán cogiendo color y pasarán más desapercibidas.

Esta capilla, construida en 1772, es una joya de la arquitectura neoclásica valenciana. Su arquitecto fue Francisco Cabezas, quien también hizo los primeros planos de la real basílica de San Francisco el Grande de Madrid. La cúpula del templo pegolino tiene 12 metros de diámetro interior. Ahora también se han restaurado las cornisas. Las que miran al mar estaban muy deterioradas.