Lo más innovador en las fallas es volver a la tradición. Dénia también ha querido sumarse a ese ritual colectivo de alzar «al tombe», es decir, a pulso y todos a una, la falla municipal. No es que el monumento pese una barbaridad. Pero es todo un acierto ver al mundo fallero, con las falleras mayores Irene Alacreu y Mar Roselló a la cabeza, tirando con fuerza de la misma cuerda. Al acto, también se sumaron el alcalde, Vicent Grimalt, y varios ediles. La tradición tiene algo de comunión, de aunar fuerzas. Mientras, las comisiones volaban ayer para acabar la «plantà». Esta noche se darán los premios. En los distritos, los nervios están a flor de pie. Oeste se llevó el año pasado el gato al agua. Llevaba 17 años persiguiendo la gloria.