No todo son chalés de lujo. El urbanismo vuelve a dar señales de vida en zonas urbanas que la crisis convirtió en fantasmagóricas. En Teulada, la calle Ibiza, que forma parte del ensanche hacía la zona del Abiar (aquí están las instalaciones deportivas y educativas), quedó inacabada por la crisis. Una promoción de 45 viviendas criaba telarañas. Las casas estaban a medio hacer. Ahora la constructora Bertolín ha retomado las obras. El concejal de Urbanismo, Raúl Dalmau, convino que esta reactivación del crecimiento del casco urbano es un síntoma claro de que ha mejorado la coyuntura económica. Y hay más signos.

Las licencias de obra mayor y menor y las declaraciones responsables tocaron fondo en 2012 (491 expedientes). En 2006, llegaron a 844. La recuperación ha sido paulatina. El pasado año los permisos remontaron a 698. Pero la previsión para el actual año, según la extrapolación de los datos del primer trimestre, es espectacular. Se alcanzarán los 917 expedientes. Son más licencias que en los años previos a la crisis.

Benissa también olfatea la recuperación de la construcción y el interés por reactivar un sector, el de Beniver, que quedó en el aire al anular el Tribunal Supremo en 2013 el Plan General del municipio. Esta zona es la de crecimiento natural del pueblo. La orientación a sur es excelente, así como las vistas al mar y al Penyal d'Ifac.

En los últimos años, nadie pidió licencia. Ni una entre 2013 y 2015. Pero ahora sí se están solicitando permisos de obra mayor. El problema es que, al caer el PGOU, Beniver dejó de ser urbano. Se rige por el planeamiento de 1982 y el suelo es rústico. Los técnicos municipales, pese a que este sector tiene infraestructuras urbanísticas que confieren a las parcelas condición de solar, no lo ven claro.

De ahí que el pleno haya solicitado al Consell que apruebe unas normas urbanísticas transitorias para poder desbloquear los permisos de obra en este sector y facilitar el crecimiento urbano de Benissa.