La tradición de la Salpassa sigue viva en Pego. El escritor Bernat Capó recogió este ritual en trance de desaparecer en su Costumari valencià. Lo describió maravillosamente. Y sí, la Salpassa responde a una religiosidad popular alejada de la pompa. Ayer, a las 9.30 horas, una tropa de monaguillos salió de la iglesia de l´Assumpció de Pego. Se les oía a la legua. Hacían tintinear sus campanillas. Mientras, las campanas volteaban. Con los monaguillos iban varios sacerdotes. Se separaron y se emplearon en llevar la bendición de la Semana Santa casa por casa. Como han cambiado los tiempos, los curas también entraron en bares y comercios. Los rociaron con agua bendita.

Los vecinos abren las puertas de sus casas de par en par. Ya no es como antes, que engalanaban las viviendas. Tampoco dan de donativo huevos, sino algunas monedas. Pero, en esencia, la tradición en Pego pervive tal cual. El sacerdote arrima a los vecinos la cruz para que la besen y luego agita el hisopo y bendice las casas.