El pesquero Espercalp atrapó ayer cuando faenaba a 16 millas de la Punta d´Ifac un tiburón peregrino de casi 8 metros. El escualo se enganchó en las redes poco después de las 12 horas. La tripulación estaba recogiendo el arte («chorrar», que se dice en el argot marinero), pero algo lo lastraba y subía muy despacio. El patrón, Jordi Tur, sospechó que habían «pescado» accidentalmente una ballena. No podían liberar al animal, ni subirlo a cubierta. Era tan grade que apenas dejaba avanzar a la embarcación. El arrastrero puso rumbo a puerto.

Mientras, en tierra, el secretario de la Cofradía de Pescadores de Calp, Santos Pastor, avisó al 112 para activar el protocolo de varamiento de cetáceos. Se daba por seguro que un animal de semejante tamaño debía ser una ballena rorcual.

El Espercalp atracó en Calp minutos después de las 15 horas. El patrón explicó entonces a Levante-EMV que el animal se había enganchado a 110 metros de profundidad. «Hemos vuelto al puerto navegando al ralentí. Con semejante peso, teníamos que ir a poco velocidad», precisó.

El armador del Espercalp, Jesús Escribano Urrea, se sorprendió del voluminoso animal que iba dentro de las redes. Aseguró que en sus 37 años en el oficio nunca había visto un espécimen tan enorme.

Descargarlo en el muelle fue arduo. Los marineros izaron la red con la grúa de un camión. Al primer intento, la soga se rompió. Al segundo, lograron depositar el arte en tierra. Al descoser las redes, el tiburón quedó extendido en toda su longitud. Medía 7 metros y 43 centímetros.

Estaba moribundo. Dos jóvenes biólogas le arrojaron agua del mar en las branquias. Pero ya era imposible salvarlo.

Expertos de Zoología Marina de la Universitat de València y del Equipo de Rescate Marino del Oceanogràfic de València midieron su envergadura y tomaron muestras anatómicas.

El experto en escualos Javier Guallart, que dirigió en el puerto calpino la toma de muestras y tejidos, indicó a este diario que el tiburón peregrino es la segunda especie de pez más grande tras el tiburón ballena, que no tiene su hábitat en el Mediterráneo. Apuntó que hace unos años en Cullera dos pesqueros atraparon en días sucesivos dos tiburones peregrinos también de algo más de siete metros. Estos animales pueden llegar a los 12 metros.

Sin embargo, en la costa de la Marina Alta el de ayer es el más grande que se ha visto al menos en las últimas décadas.

El escualo de Calp era macho. Guallart señaló que en estas costas suelen avistarse en primavera. Son filtradores y se alimentan de plancton. «Éste tenía el estómago lleno de una masa de color rosa de pequeñas gambas», precisó el experto, que lamentó que haya pocos estudios sobre el comportamiento de los tiburones peregrinos en el Mediterráneo. La especie está protegida.