En las playas de Dénia, siempre se vuelve a empezar. El pasado 7 de abril, en víspera de la temporada turística de Semana Santa, el litoral había resucitado. El temporal de los días 21 y 22 de enero dejó daños valorados en dos millones en la costa dianense. El mar se tragó entonces más de 170.000 metros cúbicos de arena. Pero el ayuntamiento y el Servicio Provincial de Costas se pusieron manos a la obra y recuperaron antes de que llegaran los turistas en tropel las playas desaparecidas.

Veinte días después, un temporal de poca monta (el que se desató en la madrugada del miércoles al jueves) ha vuelto a tragarse las dos playas que más expuestas están a la erosión, la de les Deveses y la del Blay Beach. El mar se ha zampado otra vez miles de metros cúbicos de arena.

En les Deveses, las olas volvían a golpear contra los muros de las casas que la tempestad de enero se llevó por delante. Los propietarios expresaron a este diario su preocupación. Este episodio de mala mar no dañará sus viviendas, «pero, al quedarnos sin playa, ya no tenemos protección», indicó el dueño de un negocio de primera línea.

El tramo del Blay Beach también ha volado. Las olas incluso le han dado un mordisco a los montículos de arena que Costas dejó por lo que pudiera venir. Acopió aquí 8.000 m3 de sedimentos que extrajo de Els Molins. Esa reserva, con la que a partir de mayo debe acabarse la regeneración del litoral dianense, ha quedado muy mermada.

El concejal de Medio Ambiente, Josep Crespo, insistió en que ya estaba previsto continuar tras Semana Santa y Pascua con la recuperación del litoral. Admitió que verter arena no es la solución. «Seguimos esperando que algún día se liciten los estudios de dinámica costera y de sedimentos», dijo Crespo, que convino que arrojar arena es «tirar el dinero». «Los vecinos se cabrean y con razón. Sabemos que estas regeneraciones solo aguantan hasta que llega el siguiente temporal», advirtió. La última que se ha llevado a cabo ha durado 20 días. Vista y no vista.