El denostado vino del terreno es ahora lo más. Y la Marina Alta saca pecho. Lo suyo, de siempre, es el vino de casa. No puede alardear de industria vitivinícola. Ni falta que hace. Ahora ha nacido en Jesús Pobre la Associació de vins singulars i de poble de la Marina Alta. La preside Mara Bañó, productora del caldo de les Freses, un moscatel elaborado con la uva de los viñedos del Montgó. Pertenecer a la asociación no es sencillo. Tiene mandaminetos inquebrantables. Los vinos deben ser ecológicos, orgánicos y biodinámicos. Y, por supuesto, deben estar enraizados en el terreno. «Tenemos una tradición ancestral y milenaria. El Alto de Benimaquia fue el primer lugar de Europa en el que se hizo vino», explicó ayer Bañó.

La asociación cuenta con el apoyo del ayuntamiento de Dénia y la oficina de Dénia, ciudad de la gastronomía de la Unesco. Jesús Pobre también empuja, claro está. Esta entidad local menor de Dénia simboliza el resurgir de una nueva ruralidad. La Asociación de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma) brinda por el vino de la comarca. Su presidenta, Cristina Selles, se comprometió a convencer a sus asociados de apostar por estos caldos. El sumiller del restaurante Quique Dacosta, José Antonio Navarrete, también se deshizo en elogios a los vinos del terreno.

La asociación celebrará el 18 y 19 de junio la primera muestra internacional de vinos singulares y de pueblo. De la Marina Alta, participan les sFreses, el biomoscatell del Poble Nou de Benitatxell y Joan de la Casa. Acudirán también una bodega de las antípodas, de Nueva Zelanda, otra del Languedoc francés y otra de Italia. Participarán entre 26 y 28 pequeños productores de vinos fetén, libres de química.