El urbanismo genera grandes contradicciones en la Marina Alta. Xàbia es uno de los pueblos de la Comunitat Valenciana en el que la construcción ha remontado con más fuerza. Ahora mismo se pueden contar más de 50 grúas desperdigadas por el Arenal, las urbanizaciones de la Corona y la Cuesta de Sant Antoni, la playa de la Barraca, el Montgó o Ambolo. En plena crisis, se levantaban chalés de lujo. Y ahora la recuperación también ha llegado a las promociones de apartamentos. Xàbia es en la Marina Alta el pueblo de las grúas.

Este municipio, pese a los tiempos del ladrillo o el ahora incipiente boom urbanístico, llega a tiempo de preservar espacios naturales tan valiosos como la Falzia, el Portitxol, la Llobatera o los acantilados y ya tierra adentro les Capsades, les Covatelles y la Barranquera. Desde ayer está en exposición pública su nuevo plan general estructural. Durante los próximos tres meses los vecinos podrán empaparse de la nueva filosofía sostenible.

El término municipal de Xàbia ocupa 68,9 millones de metros cuadrados (el 102 más extenso de la Comunitat). El actual PGOU, de 1990, mantenía como no urbanizables 34,7 millones de m2. El nuevo planeamiento aumenta el suelo protegido en 7,6 millones. Por tanto, el 61,5 % de la superficie de Xàbia, es decir, 42,4 millones de m2, quedan a salvo de tensiones urbanísticas.

Una de las zonas que ahora se preservan es el Saladar, donde los propietarios, que habían contactado con un fondo de inversión británico, pretendían construir un millar de viviendas, hoteles y una ciudad del deporte. El ayuntamiento, gobernado por el PSPV, invoca el valor arqueológico de este litoral, que en época romana fue unas salinas (de ahí la existencia de ese canal que desemboca en la playa de tosca del Segon Muntanyar conocido como la Séquia de la Nòria). El sector del golf también se desactiva ahora al declarar la zona suelo rural.

El nuevo suelo protegido procede básicamente del grafiado como urbanizable en el plan del 90 que no se ha ejecutado. La superficie urbanizable se reduce de 10,5 millones de m2 a 2,8.

Mientras, el suelo urbano se mantiene en 23,6 millones. Absorberá el grueso del crecimiento. Xàbia no renuncia a dar un estironcillo. El techo de nuevas casas es de 8.344. Sumadas a las 25.275 existentes, harán que el pueblo llegue a las 36.818 viviendas. La actual población, de algo más de 27.000 habitantes, subirá, con ese techo urbanístico, a un máximo de 36.818 vecinos. Xàbia no tiene ínfulas de ciudad.

Un documento importante del plan estructural es el de la sostenibilidad económica. Proteger suelo pone a prueba el músculo económico de un ayuntamiento. Se frustran expectativas inmobiliarias. El plan estructural valora que, con los gastos e ingresos extra del crecimiento urbanístico previsto, Xàbia logrará en 2010 un superávit de 8,1 millones, que subirá a 12,5 en 2030 y a 25,5 en 2036. El urbanismo seguirá dando rédito a un pueblo al que han vuelto con fuerza las grúas cuando el consistorio apuesta por reducir la construcción.