La Marina Alta hace piña en la reivindicación del Tren de la Costa, que incluye la conexión Gandia-Oliva-Dénia, pero la unidad se resquebraja al plantear qué trazado es el más idóneo y dónde debe ir la estación intermodal de Dénia. El Cercle Empresarial de la Marina Alta (Cedma) reclama que la estación esté lo más arrimada posible a Dénia. Aboga por construirla cerca del hospital de la Pedrera, emplazamiento que también es el más idóneo para la Universitat d´Alacant. De hecho, el Cedma esgrime el estudio sobre la demanda potencial de viajeros realizado por esta universidad, que concluye que el tren es más que rentable.

El equipo redactor de este estudio ha explicado a los empresarios que con esa ubicación de la Pedrera la estación tendría unos 500.000 usuarios al año. «La Universidad de Alicante confirma este emplazamiento ya establecido por el estudio del Ministerio de Fomento como el idóneo para conectar el servicio ferroviario de Cercanías con el del TRAM, autobuses y Tren de la Costa. Además, la infraestructura facilitaría el flujo hacia el puerto de Dénia de pasajeros con destino a las islas Baleares y daría cabida a otros transportes públicos como el taxi», defiende Cedma.

Los empresarios revelaron que el equipo redactor sitúa en 360 millones de euros el coste de desarrollar la línea y las infraestructuras ferroviarias de la conexión de Gandia con la Marina Alta.

Construir la principal estación comarcal del Tren de la Costa arrimada a Dénia tiene detractores. Los ayuntamientos de Pedreguer, Ondara y Gata han alegado contra ese trazado, ya que crea una nueva barrera en sus territorios y toca el ámbito del PORN del Montgó. El Jardí de l´Albarda también ha alegado: la vía le pasaría por delante. Incluso el alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, ha pedido que la junta rectora del Montgó aborde este debate. En la última reunión, repartió a todos los integrantes un informe de la conselleria de Medio Ambiente que rechaza ese trazado por su impacto sobre el parque natural.

Estos ayuntamientos quieren que el trazado del tren discurra paralelo a la autopista. Así se aprovecha un pasillo de comunicaciones ya existente y se evitan nuevos impactos sobre el territorio.

En cualquier caso, el debate va más deprisa que el tren. No hay forma de que el Gobierno central le dé un empujón de verdad al proyecto.