La turbia regeneración de la playa del Portet de Moraira ya está en el juzgado. Lo de turbia es literal. Las aguas del Portet han perdido su natural transparencia. Ni siquiera ayer, que el mar estaba en calma tras días de temporal y marejadilla, esta playa recordaba las tonalidades turquesa que la han hecho famosa.

La plataforma SOS Moraira se resiste a aceptar que nadie ha metido la pata tras regenerar Costas en marzo esta cala con 8.000 toneladas de tierra de cantera (es más bien gravilla). Esta asociación ha presentado en el juzgado de Dénia una querella por posible delito medioambiental y de prevaricación urbanística contra la jefa del servicio provincial de Costas, Rosa de los Ríos, el alcalde de Teulada, Carlos Linares, la concejala de Medio Ambiente y Playas, Nieves Rodríguez, y contra los técnicos que intervinieron en una regeneración que le ha cambiado el color (de turquesa a marroncillo) y el tacto (de fina arena a gravilla) a una de las playas con más encanto del litoral valenciano.

El abogado de SOS Moraira, Javier Gimeno, explicó ayer a este diario que la actuación en el Portet nace de una «falsedad». Sostuvo que los temporales de noviembre y de enero y febrero no causaron aquí los estragos que en otras playas. Pero luego el ayuntamiento sí pidió que el Portet se incluyera en el Plan Especial Litoral 2017, que el Ministerio de Medio Ambiente puso en marcha para reparar las tramos de costa dañados por aquellas tempestades. «El Portet no sufrió aquellos temporales de Levante. Lo protegía el Cap d´Or», afirmó Gimeno, que lamentó que Costas en su momento no inspeccionara la playa para cerciorarse de que aquí no había ocurrido nada extraordinario.

Gimeno puntualizó que, además, el ayuntamiento pidió hace dos años un estudio científico de dinámica litoral (su redacción la adjudicaba el ministerio) para ampliar esta playa en 50 metros mar adentro. El abogado criticó que sin saber las afecciones y antes de realizar ese estudio se hayan vertido 8.000 toneladas de tierra de cantera. Infirió que el consistorio quiere «recalificar» esta cala natural y hacerla playa urbana.

Aclaró el letrado que los vecinos no están en contra de que la playa se amplíe. Pero sí se niegan en redondo en que se dañe un hábitat protegido como el de la posidonia oceánica. La pradera está a pocos metros de la orilla. Antes, cuando las aguas eran cristalinas, se veía sin problemas. El abogado incidió en que «lo más grave» es el material que se ha vertido en la playa: la tierra de cantera. Se mostró convencido de que el agua ha perdido calidad y de que hay impacto sobre los fondos marinos.