«Ahora mismo me veo durmiendo en el coche». Pedro José Oliver vive de alquiler en una de los diez viviendas del Grupo Antonio Catalá, en pleno centro de Dénia, que el ayuntamiento ha ordenado desalojar por riesgo de derrumbe. Los vecinos afectados se reunieron ayer con la concejala de Urbanismo, Maria Josep Ripoll, quien les dijo que el precinto de su bloque (la escalera 1), previsto para hoy, se retrasa al 5 de septiembre. Los residentes tendrán una semana para buscarse una nueva vivienda. Y pasará agosto, que es un mes en el que en Dénia es imposible encontrar un alquiler a precio razonable.

«Mi hijo y mi nuera, que viven aquí, ya se han buscado otra casa. Cuando les dijeron que la estructura estaba dañada, decidieron que se marchaban lo antes posible», indicó ayer Ampara Santacreu, propietaria de una de la viviendas. Con todo, también aseguró que «no hay grietas». «Sí, está el problema del balcón apuntalado, pero, por lo demás, no entendemos que se diga que el edificio no es seguro», añadió.

Este bloque del Grupo Antonio Catalá, construido en los años 60, ya es la segunda finca que el consistorio desaloja por peligro de derrumbe en cuestión de días. La comunidad de propietarios de Suertes del Mar, cuyo desalojo se precipitó al constatar los técnicos municipales y los bomberos que la estructura estaba dañada, está apuntalando todos los balcones y cornisas. Pero los vecinos (60 tuvieron que salir a toda prisa, aunque algunos eran turistas que estaban de alquiler y ya han acabado sus vacaciones) todavía no saben cuándo podrán volver a sus casas.

«Estoy recogiéndolo todo y cargando las maletas en el coche», explicó Oliver, un joven que lleva un año de alquiler en la escalera 1 del Grupo Catalá y que trabaja de camarero. «He preguntado en las inmobiliarias y nada. Ahora es imposible encontrar otra vivienda. Sí, tengo una semana más. Pero lo veo muy mal». Este vecino lamenta que el ayuntamiento no les facilite una alternativa. «El alcalde dice que nos desaloja porque se preocupa de nuestra seguridad, pero no se preocupa de que nos quedemos en la calle», criticó.

El ayuntamiento ya valló ayer la entrada a este bloque. Los vecinos tienen una semana para hacer la mudanza. Ya han contratado un arquitecto que realizará el proyecto de rehabilitación de los daños que los técnicos municipales han detectaron en la estructura. Los arquitectos municipales inspeccionaron la finca cuando, advertidos por los propios residentes, acudieron a revisar el balcón que amenaza con desplomarse y que está apuntalado.

Los vecinos se buscan la vida. Aquí viven familias humildes y sin muchos recursos. El Grupo Antonio Catalá se construyó en los años 60 como viviendas de protección oficial. Los vecinos han reformado sus pisos. En la escalera 1, que ahora se desalojará, salta a la vista el deterioro en zonas comunes. Las escaleras para entrar al portal tienen los peldaños carcomidos y asoman los hierros del forjado.