La playa del Portet de Moraira vivió ayer una tarde gris. Nada distinto al resto de la Marina Alta. El cielo se encapotó de repente. Pero en el Portet el agua, además, se puso marrón. Adoptó ese aspecto turbio que se ha repetido tras la regeneración de la playa con 7.000 toneladas de tierra de cantera llevada a cabo en abril por la jefatura provincial de Costas.

Los vecinos de este litoral, famoso por sus aguas cristalinas y de color turquesa, volvieron a tomar fotografías de la transformación del Portet, de la orilla coloreada de ese desagradable tono marroncillo que adquiere el agua de tanto en tanto. Hasta ahora ocurría cuando había temporal y las olas removían el polvo de la tierra de cantera o cuando llovía y el arrastre de los barrancos también enturbiaba el agua. Pero ayer no pasó ni lo uno ni lo otro. El cielo se puso gris y el agua turbia. Los pocos bañistas (la tarde era desabrida) tuvieron la sensación de meterse en un barrizal.