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Litoral

Ambolo desaparece del mapa

El Ayuntamiento de Xàbia tapa incluso las señales que dirigen a la cala clausurada por peligro de desprendimientos desde septiembre de 2006, pero no evita que un verano más reciba a miles de bañistas

Ambolo desaparece del mapa

Ambolo ha desaparecido del mapa. El Ayuntamiento de Xàbia ha decidido «esconder» esta cala nudista. No es, claro está, por puritanismo. Sí, por seguridad. En agosto, cerró la calle Richard Wagner, que es por la que se llega hasta una cadena y al cartel que advierte de que la cala de Ambolo está clausurada por «gran riesgo de desprendimientos». Prohibió que entraran en ese vial vehículos y, por supuesto, que aparcaran. Las ambulancias, con tanto coche, no podían pasar. Y llegó a ocurrir que socorristas y bomberos sacaran a pulso en una camilla a los bañistas accidentados.

El consistorio también ha tapado las señales que indicaban cómo llegar a Ambolo. Los bañistas, cuando suben en coche por la carretera del Portitxol, encuentran las indicaciones del Cap de la Nau y de la cala Granadella. Ni rastro de Ambolo.

Pero los turistas ya no se pierden. Y tapar señales acrecienta el misterio. Ambolo ejerce un poder de atracción que es digno de análisis. Los expertos en turismo deberán algún día estudiar por qué el cierre de la cala y la advertencia de que es peligrosa, en lugar de espantar a los bañistas, ha causado el efecto contrario. Cada verano está más de moda. El ayuntamiento hace años que no la promociona, que no la incluye en las guías, pero basta un selfi para dar al traste con toda esa estrategia de ocultamiento.

Este verano, pese a que había que pegarse una buena caminata (al prohibir que entraran coches en el vial de acceso, se obligaba a aparcar bastante lejos), han vuelto a acudir a Ambolo miles de bañistas.

Ahora, en septiembre, pese a que siguen bajando muchos turistas, la cala recupera su esencia de antaño: nudista y a trasmano del turismo de masas. Pero los pasados meses de julio y agosto todo fueron apreturas. Resultaba difícil encontrar un hueco para extender la toalla. Los turistas acarreaban neveras, hamacas y sombrillas. Las calas se han convertido en territorio del pícnic.

Ambolo lleva cerrada desde septiembre de 2006. En la primavera de 2008, la Dirección General de Costas llevó a cabo obras de envergadura para contener los desprendimientos y mejorar la accesibilidad a pie. Entonces se creó una tendida escalera con barandilla donde antes había una senda. También se colocaron redes dinámicas para detener las rocas que rodaban acantilado abajo. Pero la erosión es aquí muy fuerte. No hay forma de conjurar totalmente el riesgo de desprendimientos. De ahí que la cala se mantuviese cerrada. Y no hay visos de que vuelva a abrirse.

Para el consistorio el éxito de esta playa (las redes sociales tienen mucha culpa) se ha convertido en un problemón. Aumentan los rescates y la evacuación es complicada. Ahora los bañistas dejan sus coches en las calles de arriba y los residentes se quejan de que se bloquea la entrada a sus casas. La gestión de las calas es para el Ayuntamiento de Xàbia un quebradero y un quebranto. De cabeza y de dinero.

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