Ya hay demasiadas disputas como para trasladarlas también a la gastronomía. Pego y Elx celebraron ayer un hermanamiento culinario. Los Amics de l´Arròs amb Costra, una asociación ilicitana fundada hace 38 años, acudieron, acompañados del concejal de Turismo de Elx, Pepe Pérez, a la cuna del arroz bomba y bombón.

Pego y Elx reivindican como propio el arròs amb crosta. El alcalde pegolino, Enrique Moll, en el homenaje del miércoles a las mujeres cocineras proclamó que «la crosta és nostra». Pero, en realidad, no hay ninguna discordia culinaria. Al contrario, los dos pueblos hacen buenas migas.

«Hay armonía y ganas de disfrutar de la buena gastronomía», destacó ayer el presidente de los Amics de l´Arròs amb Costra, Paco Campos.

La delegación ilicitana dio buena cuenta junto al alcalde y sus ediles de una crosta pegolina. La preparó el restaurante Zorrilla. «Los dos arroces son magníficos», afirmó Campos.

Pero la cocción de este arroz al horno varía en un pueblo u otro. Y también los ingredientes. El de Elx lleva conejo, blanquet, botifarra blanca y encarnà. El de Pego es con pollo, costillas de cerdo y también con botifarra. Pepa Dominguis, del Zorrilla, es una experta y ayer le dio el punto al que degustaron ilicitanos y pegolinos. La cocina, cuando es natural y tiene ese toque familiar que se le imprime en los restaurantes de toda la vida de Pego (el Zorrilla es un clásico), alimenta consensos. La crosta de Pego o la costra de Elx (también hay una diferencia de grafía) unen.

El hermanamiento de ayer fue un acto más en la intensa semana gastrocultural l´Arros de les Estreles. Hoy se vivirá un momento muy emotivo con el nombramiento de Pepe Piera, el Pegolí, como hijo adoptivo de Pego.

El hostelero dianense, hijo de pegolinos, lleva las riendas de uno de los restaurantes con más renombre de la Marina Alta. El Pegolí de les Rotes, fundado en 1943, es un santuario de la gamba roja y del arròs a banda.