Esta vez llegaron sin ruido y sin comité de bienvenida. A las 8 de la mañana de ayer, los dos únicos indicios de que un crucero había arribado a Dénia eran las luces que refulgían en el mar (estos barcos son antorchas) y el trajín de autobuses en el puerto. Esperaban ocho autocares. Faltaba una hora y media para que comenzara el desembarco. A bordo, los cruceristas empezaban a desayunar y a prepararse para tomar tierra.

Al contrario que hace tres años, cuando la llegada del crucero Amadea se anunció a bombo y platillo, ayer todo fue muy discreto. El domingo por la noche fondeó en aguas dianenses el mismo buque, el Amadea, que con bandera de Bahamas navega para la compañía alemana radicada en Bonn Phoenix Reisen. Llevaba a bordo a unos 600 jubilados germanos y austriacos.

Hace tres años incluso la entonces alcaldesa, Ana Kringe, del PP, se acercó al puerto para recibir a los cruceristas. Las expectativas eran enormes. Y no se cumplieron ni por asomo. Apenas desembarcaron cien cruceristas. Se dieron un garbeo y volvieron al barco. Estaban agotados tras la excursión matutina por Benidorm y Guadalest. A Dénia, llegaron por la tarde. El monumento que llevaban marcado como visita imprescindible, el castillo, lo encontraron ya cerrado.

Ayer, en cambio, la mayor parte de los pasajeros sí desembarcó. Eso sí, como en 2014 y como en 2005 (aquel fue el primer crucero que recaló en Dénia), lo hicieron en botes. El Amadea, de 193 metros de eslora, 25 de manga y 6,2 de calado, permaneció fondeado a bastante distancia de la bocana. El puerto de Dénia no tiene calado ni siquiera para un crucero de medio tamaño como éste.

Pero desembarcar en bote no arredró a los jubilados, algunos ya de provecta edad y con evidentes problemas de movilidad. Tomaron tierra unos quinientos. La mayoría tenía contratadas excursiones y se subieron a los autobuses que los llevaron a València, Alicante, Calp y Xàbia. En Dénia, se quedó un centenar.

Eso sí, hasta las 17.30 horas, que era el momento en el que los turistas de la última excursión tomaban el bote para volver a bordo, los viajes desde el Amadea a tierra fueron constantes.

Los cruceristas, según los comerciantes cercanos al puerto consultados por este diario, no hicieron un gran dispendio. Y volvieron al crucero a comer.

El Amadea llegó la noche del domingo a Dénia procedente de Cartagena. La siguiente escala es Tarragona. Sus pasajeros ya llevan horas de mar. El crucero zarpó el pasado 3 de octubre del puerto alemán de Bremerhaven. Las vacaciones acaban el 20 de octubre en la ciudad francesa de Villefranche-sur-Mer.