El patrimonio sumergido en el puerto de Calp pega un esclafit. A escasos tres metros de profundidad, hay tres cañones ingleses de hierro del siglo XVI. Son tres piezas magníficas de artillería de la época Tudor. Hace un año, durante una limpieza de la dársena calpina, se descubrieron. El Centro de Arqueología Subacuática, que depende de la Dirección de Patrimonio de la conselleria de Cultura, ya los midió y marcó sus coordenadas. Luego afinó con un sónar. Y el sábado, en una nueva limpieza del puerto, en la que participaron 200 voluntarios (67 de ellos buceadores), confirmó que los cañones están «en equilibrio con el medio».

La directora del Centro de Arqueología Subacuática, Asunción Fernández, explicó a Levante-EMV que no era partidaria de que se extrajesen. En 1997, sí que se sacaron también del puerto otros cuatro cañones ingleses. Pero el patrimonio, subrayó Fernández, debe mantenerse «en su contexto histórico».

Estas piezas de artillería, fabricadas entre 1570 y 1580, pertenecieron a un navío que naufragó en el fondeadero del Penyal d´Ifac, que es donde ahora está el puerto pesquero calpino. Los cañones son el único testimonio que permanece de ese hundimiento. De momento, no se han encontrado cuadernas ni otros restos del barco. Las dragas efectuadas en la dársena pueden haber destruido esos vestigios. Con todo, todavía no se ha realizado una prospección arqueológica.

La directora del Centro de Arqueología Subacuática subrayó la importancia de ese patrimonio y abundó en su valor también turístico. Planteó que se realizaran inmersiones o que los turistas pudieran observar los cañones desde un barco de visión submarina. Las aguas del puerto calpino tienen, de hecho, buenas condiciones de visibilidad.

Calp reúne en un tramo litoral que no llega al medio kilómetro un patrimonio excepcional. En el Penyal, se halla el yacimiento de la Pobla medieval d´Ifac, en el puerto, sumergidos, están los cañones ingleses y un poco más al sur quedan Els Banys de la Reina, un yacimiento romano con mosaicos extraordinarios.

Pero la limpieza marina no sólo le sacó brilló a la riqueza arqueológica de Calp. El puerto quedó como una patena. Eso sí, los voluntarios retiraron basura a espuertas. Hallaron más de un millar de latas. En total, extrajeron 2.000 toneladas de residuos. Recuperaron dos contenedores de basura, ruedas, redes o botellas de cristal.

El patrón mayor de la cofradía calpina, Juan Pérez, incidió en que las corrientes arrastran los desperdicios al puerto. Todo aquello que los turistas tiran en las playas acaba dentro de la dársena. Los pescadores son los primeros interesados en mantenerla limpia. Están tan implicados que son los que más basura recuperan del mar (sobre todo, los dichosos plásticos) en la provincia de Alicante. En el último año, han retirado 6,5 toneladas.

La jornada de limpieza del sábado la organizaron la cofradía, el Imedmar, el ayuntamiento y la asociación de hostelería Sabor a Calp.