Desaparecidas las antiguas cañadas, los cauces de los ríos se han convertido en la Marina Alta en los últimos «caminos» para los pocos rebaños que van quedando. Además, la burocracia complica la actividad de los postreros pastores. Incluso para encontrar pastos para sus ganados deben pulsar los trámites administrativos de permisos y exposiciones públicas de 30 días. Uno de los últimos pastores ha elevado ahora a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) una solicitud de aprovechamiento de pastos en el cauce del río Gorgos. Pide que su rebaño de 493 cabezas de ovejas y cabras pueda alimentarse durante los meses de mayo, julio y septiembre del actual año y el siguiente de los brotecillos verdes que surgen en el lecho del Gorgos. La ganadería declina en la Marina Alta y cada vez se hace más difícil hallar pastos.