La pesca del erizo de mar declina sin remedio. En 2005, el Consell aprobó una normativa para evitar que la especie, muy apreciada en la gastronomía de la Marina Alta, desapareciera por completo. Prohibió la extracción mediante el buceo. Las capturas masivas habían esquilmado la población de estos erizos de roca, conocidos en Dénia como eriçons y en Xàbia como bogamarins. La especie se ha recuperado. «Vuelve a haber, pero son pequeños», advirtió ayer Moisés Erades, de la cofradía de pescadores de Xàbia. Los erizos no llegan a madurar. La normativa que regula su extracción permite a los pescadores profesionales cogerlos durante los meses de diciembre, enero y febrero. Es cuando su parte gonadal, que es la comestible, alcanza su máximo desarrollo. «Pero el problema con el que nos encontramos ahora es que no llegan a desarrollarse totalmente. No se hacen adultos», expuso Erades.

El decreto de 2005 también establece una talla mínima para extraer los erizos. Deben medir como mínimo 5 centímetros. Pero ahora no llegan a ese tamaño.

Erades, que es uno de los máximos defensores de la recuperación de esta especie, explicó que los pescadores de Xàbia y los ecologistas coinciden en que el cambio climático, al provocar el calentamiento del mar, ha alterado el ciclo biológico de esta especie. Otro problema es el de la contaminación. El litoral de la Marina Alta arrastra la asignatura pendiente de la depuración de aguas. Miles de viviendas de la costa carecen de alcantarillado. Las aguas residuales van a parar a fosas sépticas y no es extraño que se filtren al subsuelo. Y los erizos de mar son muy sensibles a esos vertidos.

La normativa de 2005 sí dio herramientas para luchar contra la pesca masiva y contra los furtivos. Las policías locales de Xàbia y Dénia y los guardacostas de la Reserva Marina del cabo de Sant Antoni descubren cada temporada de pesca de erizos a buceadores (por suerte, cada vez menos) que intentan llevarse cientos de estos equinodermos.

El hecho de que la recuperación de la especie se haya frenado en seco por el cambio climático y la contaminación del mar ha llevado a aplicar este año a rajatabla el decreto de extracción. Hasta ahora había un poco de manga ancha con quienes pescaban mediante la técnica tradicional del «asta» algunas docenas de este manjar para consumo propio. Ahora esa tradición también se persigue. Los pescadores jubilados tampoco pueden pescar erizos. Solo pueden hacerlo los marineros profesionales. Entre una cosa y otra, al final, los únicos erizos que se venden en las pescaderías, se comen en las casas y se sirven en los restaurantes de la Marina Alta son los de Galicia y Asturias.