La supervivencia de la agricultura se va en Xàbia por el desagüe. El agua del grifo viene del mar y al mar vuelve. Mientras, los vecinos pagan la desalación y luego la depuración. El pasado año salieron de la depuradora 2.179.811 metros cúbicos (2.179 millones de litros) de agua ya tratada. Cada día se depuraron casi 6 millones de litros. La Epsar admite que hasta la última gota de ese inmenso caudal se tiró al mar. Agua perdida.

El ciclo hídrico queda incompleto. El agua se extrae de pozos marinos. Se desala en una desaladora que funciona desde 2002 y que al ayuntamiento le costó 24 millones que los vecinos todavía siguen pagando. Luego llega a las casas y se va por el desagüe. Pasa por la estación depuradora, que se puso en marcha hace ahora 18 años. Se depura. Y se arroja al mar a través del emisario submarino de la playa del Arenal. Ni una gota del agua depurada se utiliza para riego agrícola.

Los agricultores locales fían su futuro a esos caudales. Los reclaman desde hace más de una década. Xàbia mantiene en su meollo agrícola, la partida del Pla, unas mil parcelas en las que abundan los huertos de naranjos. Son 390 hectáreas que se están abandonando por, entre otras cosas, la falta de agua. En su día, para autorizar el uso del agua tratada, se pidió a los agricultores un censo exacto de los pozos. Otro requisito fue que se constituyera una comunidad de regantes, que existe desde mediados del 2000.

Los labradores quieren el agua, la necesitan como el llover. Sería un balón de oxígeno para salvar un sector que declina.

La Epsar no prevé para este año inversiones en la estación depuradora de Xàbia (está pendiente mejorar el tratamiento). La planta tiene capacidad para depurar al día 8.400 m3. Xàbia le abonó a la Generalitat el pasado año en concepto de canon de saneamiento 2,8 millones de euros.

Que el agua depurada se utilice para riego agrícola y de jardines también es uno de los objetivos de la empresa municipal de suministro, Amjasa. Es un anhelo imposible. Los agricultores ven ese gran caudal pasar ante ellos y no pueden aprovechar ni una gota.