La procesión del Via Crucis de Pego ha dejado esta mañana un momento que, aunque repetido cada año, siempre emociona. En el calvario, las imágenes de la Dolorosa y de Jesús de Nazareno se han encontrado y se han despedido. Es un instante estremecedor. Los porteadores levantan todo lo alto que pueden los tronos. Mientras, las cornetas y tambores rasgan el solemne silencio. Cientos de vecinos han asistido a esta procesión y se han arremolinado en el punto donde se produce ese emotivo encuentro entre madre e hijo.