El Juzgado de lo Penal número 3 de Benidorm ha condenado a dos años y dos meses de prisión al dueño de cinco perros, de raza clasificada como potencialmente peligrosa, que atacaron mortalmente a un agricultor de 76 años en un campo de naranjos de la localidad alicantina de Beniarbeig. Los canes no habían sido sometidos a los mínimos controles veterinarios ni se hallaban debidamente educados por el condenado, quien además no disponía ni de licencia ni de seguro que le habilitara para la tenencia de los mismos.

Así consta en la sentencia, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), en la que se condena a este hombre, de 48 años y nacionalidad holandesa, por un delito de homicidio por imprudencia grave. Junto a la pena de prisión, el juzgado le impone una indemnización de 170.000 euros para la viuda y los tres hijos de la víctima.

El condenado vivía en una vivienda que tenía alquilada en la Partida Rases de Beniarbeig y durante los meses de julio a febrero de 2017, "con conocimiento pleno" de la agresividad de sus cinco perros mestizos de la raza Pit bull terrier, no adoptó las medidas de seguridad tendentes a evitar la salida de los mismos de su parcela, según consta como probado en la sentencia.

Estos perros habían protagonizado altercados previos y habían atacado salvajemente a dos personas, no solo interior de la parcela de la vivienda, sino también fuera del vallado perimetral. Estos ataques fueron denunciados.

El 18 de febrero de 2017, los cinco perros escaparon por la parte posterior de la vivienda aprovechando un hueco que había por la unión de las vallas, puesto que el hombre, pese a tener conocimiento de la posibilidad de escape, no adoptó ninguna medida de seguridad.

Una vez en el campo de naranjos, los perros atacaron brutalmente a un hombre de 76 años, mordiéndole insistentemente y arrastrándole por el suelo. La víctima intentó por todos los medios zafarse de los animales, tal y como mostraban los vestigios observados en la zona. Pese a sus intentos, los canes, sin desistir en su salvaje ataque, le provocaron finalmente la muerte por shock hipovolémico.

De los cinco canes, solo uno contaba con la documentación necesaria, y ello pese a ser los cinco perros de raza catalogada como potencialmente peligrosa. El hombre desoyó voluntariamente las obligaciones establecidas para la tenencia de dichos animales y no contaba con licencia ni seguro que le habilitara para su tenencia.

Estos animales, a la vez, no habían sido sometidos a los mínimos controles veterinarios y no se hallaban debidamente educados, lo que evidenciaba una "absoluta dejación" por parte del condenado de los deberes inherentes a su tenencia y cuidado.

Tras el ataque, los canes fueron conducidos a dependencias habilitadas para ello a fin de garantizar su integridad y conservación hasta la correcta conclusión de la investigación. Sin embargo, los animales depositados en dependencias de la perrera de Els Poblets atacaron a un voluntario de la asociación y, posteriormente, tras haber evadido el vallado de seguridad, atacaron a otra persona que paseaba por la vía pública.