La situación en España es insostenible. No hay manera de que los jóvenes encontremos trabajo, así que me iré a Londres a buscar suerte», comenta resignado Pau Gómez, sentado frente a la facultad en la que ha estado estudiando durante cinco años. Este joven en paro, recuerda cómo era su vida de estudiante, cuya única preocupación era la de aprobar sus exámenes. Ahora, la situación ha dado un giro de trescientos sesenta grados y le toca enfrentarse a un mercado laboral que no recibe a los jóvenes con los brazos abiertos. Reconoce que, desde que terminó sus estudios de Comunicación Audiovisual, el pasado mes de junio ha buscado trabajo insistentemente en diferentes medios de comunicación valencianos pero no ha encontrado la forma de conseguir, todavía, un empleo.

Como Pau, son muchos los jóvenes que después de haber terminado sus años de formación se encuentran desamparados frente a la crisis. Es por esto que ha decidido probar suerte de otra manera. «Ya no quiero estar en España—apunta indignado—la mejor opción en estos momentos es irme fuera». Comenta que esta decisión la ha estado meditando durante mucho tiempo y que ya lo tiene todo preparado para que cuando llegue el verano pueda marcharse del país.

Una única salida posible

«¿Por qué Londres?—explica—es una ciudad que siempre me ha gustado. Estuve allí becado durante el verano pasado realizando unas prácticas en una pequeña productora y conocí a mucha gente. Es una forma de tener un respaldo ya que vas a tomar la decisión de estar fuera de casa durante un tiempo indefinido» Reconoce, asimismo, que además de que el idioma no le supone ningún obstáculo, también influye la proximidad. «Si tengo cualquier problema, en dos horas estoy en casa», indica.

Aunque es consciente de que al principio será difícil, el valenciano, siente la obligación de emigrar. Reconoce que es una decisión arriesgada porque nada le asegura que encuentre un empleo relacionado con sus estudios, pero se siente tan desesperado que no le importa desempeñar un trabajo en cualquier ámbito. «En estos momentos no puedo exigir encontrar un empleo de lo que me gusta, sino que me siento obligado a realizar el trabajo que sea. En España no hay apenas empleo ni en el sector servicios, pero este no es el caso de Londres. Tengo amigos que tomaron la decisión de irse antes que yo y, actualmente trabajan de camareros o haciendo camas en hoteles», apunta.

La historia se repite

Comenta que esta situación no es nueva pues ya la vivieron años atrás otras generaciones y ahora, son los jóvenes españoles los que se ven forzados a seguir ese mismo camino. «Nuestros abuelos ya tuvieron que emigrar al extranjero en busca de trabajo porque en España después de la guerra civil no quedaba nada. Desempeñaban trabajos que los propios residentes de ese país no querían realizar porque estaban menos valorados. Parece que ahora nos toca a nosotros», indica resignado.

Pau insiste, además, en que la crisis particular que está viviendo el sector del audiovisual en España, es otra de las circunstancias que también le fuerza a salir al extranjero. «Cada año somos más de 200 personas del sector de los medios de comunicación los que nos graduamos y el mercado no puede absorber toda esa gente».

No obstante, Pau no piensa tirar la toalla y se ha estado informando de los campos que mejor funcionan dentro del sector al que pertenece por si tuviera la oportunidad de desempeñar un trabajo en el ámbito en el que realmente se ha formado. «En Inglaterra, el «márketing online» se está empezando a extender. Intentaré abrirme paso en ese sector, aunque sé que será difícil», reconoce el joven.

Su único consuelo es que confía en tener una vivienda en la que quedarse, al menos durante las primeras semanas de su estancia en la capital británica. «Conozco a gente que está dispuesta a acogerme en mis primeros días. Pero luego voy a tener que vivir en un piso alquilado y los gastos van a ir incrementando» reconoce preocupado el joven.

Suspirando, dirige la mirada hacia la fachada de la facultad. Tras un silencio, admite que una de las propuestas que se había planteado para este año era la de estudiar un máster. Pero la crisis no le ha permitido poder llevar adelante su decisión y se ha visto obligado a cambiar su destino. «No podía arriesgarme a que no me concedieran la beca de estudios. Realmente ahora no era buen momento de dedicarlo a un posgrado».

Sin embargo, este joven no sólo ha tenido que privarse de nuevas experiencias en en el ámbito académico, sino también en el familiar. «Los recortes han afectado a la economía de mi família. Ya no vivimos como antes. Mi madre actualmente no trabaja y el único sueldo que entra en casa es el de mi padre». El joven reconoce que la recesión económica les ha obligado a tener que recortar gastos y que cada uno de los componentes de su família se ha tenido queprivar de ciertas cosas.

Hasta la fecha de su partida a Inglaterra confiesa que no le queda otra opción que dedicar su tiempo a todo aquello que no ha podido realizar durante sus años universitarios. «En estos meses que estoy desempleado aprovecho para sacarme cursos de formación relacionados con mis estudios. También doy clases particulares de inglés. Al menos me saco unos ahorros», admite.

Ahora Pau tiene puesta su mirada en su próximo viaje. «Ya tengo listo mi currículum en inglés. He buscado información en revistas y he contactado con productoras y medios de comunicación londinenses. Sólo me falta preparar la maleta», señala Pau, con total disposición.