¿Cómo fue el fracasado intento de privatizar Loterías?

Hubiéramos salido en el Guinnes si hubiera salido bien. No salió bien por los mercados, porque estaba todo el trabajo hecho. Los precios que nos ofrecían eran tan bajos que no pudimos salir. En febrero, cuando me llaman, no había ni empresa para privatizar. Hubo que crearla, valorarla y, desde allí, empezar a buscar las fórmulas de privatización... No había nada.

La impresión desde fuera, cuando fracasó la operación, era preguntarse qué se podría vender en este país si había sido imposible hacerlo con una empresa con tanto beneficio recurrente.

Confluyeron muchas cosas. El mercado esperaba que, al igual que Bankia había hecho un 65 % de descuento sobre el valor en libros, Loterías también lo hiciera. Pero son dos cosas distintas. Tensionaron mucho. Los colocadores nacionales también tenían dificultades. A final de septiembre, cuando se toma la decisión, los bancos españoles tienen unos problemas de liquidez importantes. Si tu colocas un 30 % de una empresa que vale 20.000 millones, eso quiere decir que vas a retirar del mercado al menos 6.000 millones. Y eso afecta, en un contexto de guerra de pasivo, a los bancos, que estaban muy, muy tensionados con la operación. El alivio que experimentaron muchos de los bancos nacionales cuando no salió la operación fue tremendo, porque imagínate que les quitas 6.000 millones de pasivo en un contexto en el que no hay pasivo.

Entonces se apremiaba a Bankia a salir en julio para no coincidir con Loterías en los mercados...

Así fue. Los contextos nacional e internacional eran malos, estábamos ya con las elecciones en plazo y, por tanto, un período de descuento... El PP se posiciona contra la operación... Sabiendo de las elecciones a tan corto plazo, si hubiera habido consenso, no habría habido problema, creo. Luego todo esto se tradujo en un precio de referencia que quedó por debajo del valor en libros y desde el principio dijimos que no aceptaríamos vender por debajo. Obviamente, no queríamos malvender, porque entonces sí habríamos dado la razón a los que se oponían a la operación. Cuando le propuse a la vicepresidenta [Elena Salgado] que no debíamos salir en esas condiciones, lo aceptó.

El dinero no iba a reducir déficit, ¿por qué entonces privatizar parcialmente una empresa con altos beneficios recurrentes?

Si obtienes 6.000 millones, debes recurrir en el último tramo del año a una menor financiación exterior, con lo cual la prima de riesgo se habría suavizado. Es, entre otros motivos, una cuestión de liquidez, además de ponerla en competencia en un mercado tan competitivo como el juego.