Cuentan los historiadores que España tiene supermercados gracias a los ministros tecnócratas de Franco tras la redacción del Plan de Estabilización Económica de 1959, fruto de programas de cooperación con Estados Unidos. Sus artífices, Alberto Ulastres y Mariano Navarro Rubio, pusieron en marcha la denominada «Operación supermercado», estrategia orientada a modernizar la economía en el plano comercial, según sostiene el cronista catalán Daniel Venteo. Unos años antes, en 1957 —el de la gran riada en Valencia— un emprendedor de Moixent, José Bacete Cardos, en un bajo de la avenida del Cid de la capital del Túria, ponía en marcha un autoservicio de barrio alimentario que dio origen más tarde a la gran cadena de distribución bajo la marca Jobab. También en otros puntos de España se abrían este tipo de establecimientos. Junto con la familia valenciana Cervera —fundadores de la mercantil Superette—ambas mercantiles diseñaron las primeras cadenas de cierta envergadura y que en la atualidad cumplen ya medio siglo de historia en un tejido empresarial donde conviven con otros formatos que también han tenido un gran desarrollo comercial en los últimos tiempos.

La implantación de las primeras firmas en la Comunitat Valenciana durante la década de los años sesenta —entonces muy atomizadas y sin implantación fuera del territorio autonómico— supuso una auténtica revolución social al cambiar hábitos de la compra. La cesta y los carritos con ruedas no se conocían hasta entonces y era muy novedosa la disposición de los productos en estanterías distribuidas en largos pasillos, así como las cajas registradoras automáticas para efectuar los pagos.

Las innovaciones en las formas de ventas y consumo registradas en la segunda mitad del siglo XX transformaron la estructura y la gestión de los negocios para responder a los cambios sociales y económicos. En su informe Un siglo de comercio valenciano, Agustín Rovira, explica que hasta hace medio siglo el comercio valenciano estuvo dominado por la pequeña empresa de carácter familiar, es decir la tradicional tienda de barrio que poco tiene que ver con fórmulas ahora tan consolidadas como las redes de supermercados.

El turismo fue otro factor clave para el desarrollo de la fórmula moderna de este tipo de tiendas. Aunque Valencia introdujo las principales innovaciones, en la costa alicantina, sobre todo desde Dénia a Benidorm, comenzaron a proliferar durante la década de los sesenta pequeños comercio s locales siguiendo el modelo de autoservicio como fórmula de venta al público. «Llamaba mucho la atención a los clientes locales, aunque no tanto a los turistas europeos, pues ya conocían este tipo de establecimiento en sus respectivos países de origen», explica el director general de la patronal de supermercados Asucova, Pedro Reig. Entonces fue un gran cambio el hecho de que los productos estuvieran expuestos en estanterías y no detrás del mostrador.

El gran invento: código de barras

Pero el auténtico desarrollo no llegó hasta mediados de los setenta. «El código de barras fue el verdadero hito tecnológico que revolucionó a hizo crecer de una manera exponencial al negocio de la distribución», sostiene el reponsable de la citada organización empresarial. La implantación de una etiqueta inteligente para cada producto, que podía ser reconocido a través de un lector óptico y generar información, cambió por completo los sistema de gestión y de logística de las compañías. «El verdadero formato moderno de los supermercados arrancaba entonces. Ha habido un antes y un después del código de barras», explica este dirigente empresarial al observar el proceso de fusiones y concentraciones en esa etapa.

Valencia conoció entonces el auténtico desarrollo, de la mano de Jobac y Superette. Esta último firma del sector de la distribución protagonizó una importante expansión durante los setenta y el de los ochenta que le llevó a ser líder en con Superette. En los noventa, la cooperativa Consum absorbió la red comercial de Jobac. Cosa paradójica, ya que su tamaño era menor. Unos años antes Mercadona, hoy líder indiscutible en el sector en España, había comprado la empresa de la familia Cervera para iniciar su expansión dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Mercadona y Consum, líderes

Mientras el sector del comercio vivía una debate entre las grandes cadenas y el pequeño comercio, Juan Roig arrancaba de lleno su estrategia de desarrollo con la adquisición de pequeñs empresas como Cesta Distribución (1989) y Desarrollo de Centros Comercialesy Dinos y Super Aguilar (1991), Almacens Paquer y Supermercats Vilaró (1997) y Almacenes Gómez Serrano (1998) , esta última para introducirse en el mercado andaluz. Desde entonces un crecimiento, como una mancha de aceite, ha sido imparable tras abrir una media de sesenta establecimientos por año. Así hasta tener 1.356 tiendas en toda España, que como se queda pequeña quiere salir ya al exterior este año. Con todo, la cooperativa Consum también ha sabido posicionarse y continuar su crecimiento en la Comunitat Valenciana tras la decisión de desvincularse del grupo Eroski por divergencias en el modelo organizativo. A la vista de los datos no ha ido mal. Cuenta con una red comercial formada por cerca de 600 supermercados entre Consum, Consum Basic y las franquicias Charter. Los éxitos empresariales de las principales cadenas de la Comunitat Valenciana ha impedido el desarrollo de dos proyectos que han tenido que dar marcha atrás. La firma catalana Capabro decidió retirarse del mercado mientras que la valenciana Tiendas Vidal ha tenido que veder su red por la crisis.