A los tres años de presentar el plan de viabilidad tras superar el concurso de acreedores, el grupo Llanera afronta un futuro bastante incierto como consecuencia de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana de anular el macroproyecto urbanismo Nou Mil.leni, donde preveía la construcción de 12.000 viviendas en este recinto de Catarroja. El frustrado modelo de negocio inmobiliario de la empresa de los Gallego, forjado durante la era de la burbuja del ladrillo, cumple este verano su tercer aniversario marcado por el punto de inflexión que impuso la suspensión de pagos superada en 2009 al lograr un leonino convenio de acreedores suscrito por el juez titular del juzgado de lo Mercantil número 2 de Valencia, Fernando Presencia, ahora sancionado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y desterrado a Talavera de la Reina (Toledo) por una falta muy grave en sus quehaceres profesionales.

El convenio de acreedores (que afectó hasta un total de 13.800 autónomos y pymes) evitó de la liquidación a la empresa de Xàtiva al conseguir una quita de la deuda de entre el 25 % y el 50 % con una espera de ocho años. Sólo la constructora del grupo Llanera se disolvió, aunque muchos se quedaron sin cobrar a pesar de la venta de activos de la sociedad. Con todo, la mercantil fundada en 1988 por Fernando Gallego Almazora a través del desarrollo de pequeñas promociones y naves industriales sostiene tres años después que «tiene vocación de permanencia» y por ello dibuja varios ejes de actuación para salir a flote a pesar del estancamiento del sector promotor en España. La paralización de Nou Mil.leni ha supuesto un duro varapalo para los intereses de una empresa que confiaba en este ambicioso desarrollo de viviendas, suelo terciario y dotacional para salir a flote en los próximos años.

En este operación de Nou Mil.leni Llanera logró que la Audiencia Provincial de Valencia condenara a Inmochan (propietaria de Alcampo) a cumplir con su parte del contrato suscrito entre ambas partes para desarrollar el proyecto del este PAI de Cata-roja y a abonar 20 millones de euros más otros seis millones de intereses de demora a los Gallego por un centro comercial que no ha llegado a construirse. El juez Presencia había preparado el camino a Llanera al rechazar el recurso planteado anteriormente por la inmobiliaria de Alcampo y ordenando el embargo de bienes de esta sociedad.

La suspensión de pagos del grupo Llanera se resolvió en diciembre de 2009, pero en su larga tramitación se quedaron sin cobrar algunos acreedores porque la constructora se liquidó. También la administración concursal dio el visto bueno a un expediente de regulación de empleo que afectó a la mayor parte de albañiles de la mercantil, otro de los colectivos más perjudicados durante la tramitación del concurso de acreedores.

Planes en Brasil

Sin filiales en Reino Unido, delegaciones en España, ni grandes patrocinios culturales o deportivos como en los tiempos de vacas gordas, los Gallego han conseguido salvar Llanera S.L. —que acaba de absorber recientemente Llanera Urbanismo e Inmobiliaria para reducir costes—, así como Aldalondo y Patrimonial Arenal. El grupo sólo emplea a 50 trabajadores. Liquidó filiales constructoras, de proyectos y de negocios relacionadas con el medioambiente, y tuvo bienes enajenados como la finca de la Reva, los terrenos del Brosquil en Cullera o inmuebles ubicados en el polígono industrial de El Oliveral. El 2010 lo cerró con unas pérdidas de 1,976 millones, con una cifra de ventas reducida a 5,7 millones.

Ahora quiere encontrar otros nichos de mercado. El freno a los planes de actuación integrada (PAI) de la Comunitat Valenciana disparó la deuda de una firma que llegó a contar con 40 millones de metros cuadrados de suelo. Al entrar en crisis declaró un pasivo de 268 millones de euros. En medio del cerrojazo hipotecario que en nada beneficia al sector, el programa de negocio actual de Llanera incluye la promoción de vivienda protegida, desarrollos industriales y la explotación de concesiones. Los Gallego han empezado a promover nuevas áreas residenciales junto con socios locales en Brasil.

Llanera ha alcanzado acuerdos con distintos bancos para gestionar sus inmuebles y tratar de darles salida comercial. También comercializa una finca en el barrio de Benicalap, en su mayoría de protección oficial y con garaje. Respecto a la cartera de activos en renta y patrimonial, Llanera tiene en concesión varios aparcamientos, residencias para la tercera edad, así como centros hosteleros y de convenciones. Además, vuelve a gestionar una de las mayores explotaciones agrícolas de la Comunidad Valenciana, situada el término de Chiva, con más de 600 hectáreas de cítricos en plena producción y diferentes variedades de mandarinas y naranjas dentro de la finca.