La reacción que se recibe desde la empresa valenciana Cefiba habla por sí sola: «Yo lo siento por el país, pero sí que se nota que desde que saltó la crisis bancaria vendemos más cajas fuertes». El escándalo de Bankia ha alertado a los españoles y les ha hecho replantearse si su dinero está a salvo en las entidades bancarias. Firmas de producción de cajas fuertes como Fac o Baussa, así como puntos de venta como la catalana Forico Grup, cifran el aumento de ventas en un 20% desde los últimos seis meses.

Según el Banco de España se han retirado 31.000 millones de euros de los bancos entre los meses de marzo y abril. Una parte de ese capital se ha sacado para guardarse en pequeñas cajas fuertes de baja calidad escondidas en cientos de domicilios particulares. «Lo que más compra la gente son cajas baratas, de 40 a 90 euros como máximo». Javier Gómez trabaja en Forico Grup, una ferretería catalana que se dedica a vender, entre otras cosas, productos para garantizar la seguridad. «Verdaderamente desde hace aproximadamente seis meses hemos notado un crecimiento en las ventas, nada espectacular pero sí apreciable, el incremento ronda el 20%», añade Gómez. En cambio, según explica, ha notado un incremento aún mayor en el número de consultas: «La gente llama mucho más desde que se empezó a hablar de los bancos, y todavía hay más consultas que ventas».

Esta sensación también ronda el ambiente de la ferretería valenciana El Martell. Allí, además de creer que hay más preguntas que compras, aseguran que ya se nota un aumento «desde hace unos cuantos años», con el inicio de la crisis global y no desde este último escándalo financiero. Para los responsables de este céntrico comercio «puede ser casualidad» que el interés creciente de las personas durante el último mes haya coincidido con el desplome de Bankia.

A pesar de las dudas, El Martell no es el único establecimiento en el que han crecido las solicitudes. Cefiba es una compañía centrada en la venta y distribución de buzones, cajas fuertes y rotulación. Ellos también sostienen que los pedidos se han disparado durante «las últimas semanas». «Muchos nos dicen que compran una caja porque van a sacar el dinero del banco», continúan. Entre los clientes se encuentran personas de todos los perfiles, pero matizan que «con esto de los bancos» se nota que consume más gente mayor.

Desde esta firma consideran que es recomendable que la cantidad de dinero o el valor de los objetos a guardar sea equiparable a la calidad de la caja adquirida. «Si te vale 200 euros, no guardes 1.000; y, claro, si pagas 3.000 no va a ser para poner dos pulseras», concluyen. Javier Gómez, de Forico Grup, coincide con este consejo y además añade que la variedad de objetos que la gente pone bajo llave es mucho más más allá de dinero y joyas: «pólizas de seguros, escrituras, artículos de coleccionista como sellos y monedas, documentos antiguos y cartas de seres queridos o de incluso de viejos amores».

Las personas han recurrido desde siempre a guardar las cosas en lugares protegidos, pero esta crisis está aumentando los miedos de la sociedad que reclama una mayor sensación de seguridad. «Antes se vendían muchos modelos empotrados, ahora prefieren los de sobreponer, para poder ponerlos en un lugar en el que nadie más que tú lo sabe. Una de las cosas que más preocupa a quienes vienen es la discreción», destaca Gómez. Además también se dan casos extremos: «Hay gente que solicita una caja de grado cuatro, valorada entre 600 y 700 euros, para su domicilio, cuando las de este tipo están pensadas para negocios y comercios».

Desventajas de la gama baja

«El aumento en ventas se ha producido en cajas de gama muy baja, la mayoría fabricadas en China». Sergio de la Casa es un alto directivo de Ferrimax, compañía especializada en la fabricación, comercialización entrega y mantenimiento de productos de seguridad de alta gama. Según él es «una burrada» guardar dinero en una de estas cajas fuertes porque «se abre con un destornillador o un golpe de martillo, en menos de un minuto».

Para de la Casa, la que sale perjudicada debido a la expectación creada por la proliferación de cajas baratas es la seguridad. El sostiene que así el cliente «se deja llevar por una compra impulsiva sin ser atendido por profesionales y acaba comprando un producto que en caso de robo no cumplirá con sus expectativas». Las cajas fuertes se fabrican según una normativa de seguridad a nivel europeo que posee diferentes niveles de seguridad. Estas son cajas que han superado una serie de pruebas en diferentes laboratorios europeos. Sin embargo, el directivo de Ferrimax apunta que las que más se están vendiendo desde que explotó la crisis bancaria no cumplen estos requisitos.

La crisis económica también ha golpeado a quienes fabrican cajas fuertes de alta gama puesto que sus mayores clientes son establecimientos como joyerías y bancos. «Se han cerrado varias empresas fabricantes nacionales», confiesa de la Casa. A pesar de las noticias de estos últimos meses, para él guardar el dinero en un banco siempre será «lo más seguro».