­­Alejandro Laquidain preside el Consejo Intertextil Español (CIE) por un periodo de dos años en sustitución de Ángel Asensio. Nacido en Barcelona en 1958, es licenciado en Ingeniería Textil, con especialidad en tejidos, por la universidad de Obertshausen (Alemania). Desde 2010 gobierna la Confederación de la Industria Textil (Texfor), que representa a más de 2.000 empresarios del sector, así como la Federación Textil Sedera. Dirige el grupo familiar Lakidain desde 1985, con fábrica en Argentona (Barcelona). En declaraciones a EL MERCANTIL VALENCIANO analiza el futuro de una industria donde Cataluña y Valencia albergan la mayor parte del sector y cuya patronal aglutina 10.000 empresas que emplean a 150.000 personas con una facturación media anual global de 11.000 millones de euros.

El sector textil-confección lleva dos décadas enfrentándose al fenómeno de la deslocalización de fábricas hacia países con costes más baratos y la liberación mundial total del comercio (2005). Estos factores acentuaron la invasión de productos chinos. ¿Tiene futuro el sector?

La crisis ha sido grave y se ha traducido en una gran número de recortes de empleo, cierre de empresas y crisis financieras. Pero algo está cambiando en estos últimos tiempos. El textil fue utilizado como moneda de cambio en la liberalización mundial del comercio. Si ha habido deslocalizaciones estas se han producido sobre todo en los procesos iniciales de la fabricación de productos de confección; es decir de ropa, aunque no tanto en los procesos textiles industriales. Está claro es que el negocio no volverá a ser lo que era pero sí hay retornos de industrias que se fueron demasiado alegres a países en busca de precios más baratos, sobre todo en China, y ahora están volviendo porque no calcularon bien los costes totales de poner el producto en aquellos lugares. Mientras tanto, los mercados internos exigen inmediatez en entregas, contacto con proveedores, tiradas cortas y diferenciación en diseño y valor añadido. De este modo, tratamos de mejorar y recuperar el sector textil.

¿Prevé entonces una caída de la importación de productos asiáticos?

El 25 % de las importaciones españolas de productos textiles proceden de China. La avalancha de esas compras durante los últimos años se ha frenado. Los datos de 2012 revelan que aumentan las exportaciones españolas un 10 %, que se corresponde con la bajada de las importaciones. Con todo, mientras caen las compras de China ganan posición en el pastel de los importaciones países como Bangladesh, Turquía, Pakistán o Vietnam. Sea como fuere, las exportaciones están funcionado bien en lo que va de año.

¿Qué valores aporta el «made in Spain» a las exportaciones?

Queremos vender pasión. El consejo intertextil trabaja en la promoción de las enseñas «Textil from Spain», «Home Textil from Spain» y «Moda España».

Italia trabajo mejor la marca.

Está mejor posicionada en el mundo por la moda, como Francia. Han trabajado mucho el diseño y el glamour, respectivamente. España debe vender pasión. En algunos lugares como Estados Unidos está bien posicionada la marca europea de calidad y de valor añadido, en contraposición a producto chino, que identifican producto barato. Los chinos van locos por las marcas de gama media de España para comercializarlas en su país, donde tienen su público. Buscan marcas de confección que les den posibilidades de colocación a su clase media. España tiene su imagen.

¿Zara es la imagen de España?

No. Tampoco lo ha pretendido. Este grupo va por libre y le va muy bien, tal como constatan sus cuentas. A las principales empresas les pedimos que hagan un mayor esfuerzo para abanderarse como país. El orgullo de Zara como buen distribuidor sería un activo muy importante para el textil-confección español. Mango, Desigual o Pronovias, entre otras, son otras firmas de éxito que también triunfan en el exterior y en la medida que asocien sus marcas a España benefician a todos. Pero eso no ocurre, al menos por el momento.

La crisis económica y financiera estrangula el crédito. ¿Cómo lo soporta el negocio textil?

Pues muy mal, como el resto de la industria en general. No está visto ni mejor ni peor que otros. Las cartas de crédito para las exportaciones no fluyen como antes. Incluso los las fábricas instaladas en extranjero exigen cada vez más garantías y producen sólo a cambio de dinero. El principal problema de las empresas es el capital circulante, que tampoco fluye.

La Comunitat Valenciana fue una autonomía señera en grandes marcas del sector de la confección como Tycesa, Sáez Merino o Ferrys, que ya no existen. ¿Podría volverse a subir al tren de la industria pionera en este negocio?

El textil-hogar ha sido punta de lanza y en algunas épocas la confección, a través de firmas míticas, también. Ya no existen por la crisis económica. La salida pasa por las exportaciones ante la atonía y estancamiento del mercado interno. Ha habido empresas que se han transformado hacia marcas de gama alta, si bien no hay mercado para todos. Lo que ha hecho mucho daño al textil son las tendencia minimalistas en el mundo de la decoración: tapicerías, cortinas o alfombras. Las tendencias de vida marcadas por la moda minimalista ha destrozado al sector. Los hoteles, por ejemplo, cada vez usan menos tejidos como elementos de decoración.

El sector continúa dominado por un tejido de pymes. ¿Debería producirse una concentración para mejorar su rentabilidad?

El sector está atomizado. La empresa tiene una carácter familiar en muchos casos. Hacer fusiones, planes de concentración o alianzas es complicado entre las empresas de propiedad familiar. Con todo, sí funcionan planes de colaboración ante problemas de financiación y salir al exterior.

¿Qué perspectivas de negocio manejan las empresas españolas para 2012? ¿Aumentarán las exportaciones?

Hay estabilidad, aunque es más una cuestión individual de cada empresa que en el conjunto del sector. Los países asiáticos y emergentes de sudamérica han incrementado un 20 % las importaciones de productos españoles. Sin embargo, Europa está estancada y representa dos tercios de nuestras ventas.

¿Crearán empleo?

La industria de confección ha sido muy intensiva en mano de obra pero no tanto la del textil hogar u otros sectores. Lo que hay que hacer es que la confección compita en diseño y calidad para poder ser competitivos. Desde hace una década perdemos empleo. Se han destruido 50.000 puestos desde 2007, aunque las plantillas están muy ajustadas. Si hubiera una recuperación del consumo serían insuficientes esas plantillas para atender la producción y se crearían nuevos puestos de trabajo.