Juan Manuel Pérez fue elegido decano del Colegio de Economistas de Valencia el pasado 18 de diciembre. Socio-director de la consultora Ideas y Proyectos GP, con anterioridad fue director económico-financiero de la Cámara de Valencia y de la empresa pública Ciegsa. Vicedecano desde 2008, en los comicios derrotó a la candidatura encabezada por Leopoldo Pons, decano hasta aquel día.

El Fondo Monetario Internacional lanzó el miércoles negros augurios para España. Dice que 2013 será peor que 2012. ¿Comparte usted esa previsión?

No la comparto del todo. Sí es cierto que este será el año de mayor restricción presupuestaria en las administraciones públicas desde que empezó la crisis, pero el sector privado se está reactivando, especialmente por las exportaciones, el turismo y las familias y las empresas, que se están desapalancando, con lo que lo lógico es que tengan cada vez menos problemas y empiecen a funcionar mejor.

El conseller de Economía, Máximo Buch, dijo el jueves que «hemos empezado a dar sólidas señales de recuperación». ¿Falta de realismo o exceso de optimismo?

Ni una cosa ni la otra. Sí es cierto que hay señales de recuperación, pero no estamos para lanzar las campanas al vuelo. Seguimos teniendo un problema gravísimo de desempleo y, además, un gasto público contractivo. Por tanto, las señales están ahí, pero 2014 sí puede ser, si esto sigue así, el año en el que iniciemos la senda de la recuperación. 2013 aún va a ser un año muy duro, aunque el sector público se está ajustando de una forma importantísima y el sector privado da muestras de reactivación. La conjugación de ambos factores lleva a pensar que, a finales de este año o principios del próximo, podemos entrar en esa senda de recuperación.

El paro acabó 2012 rozando los seis millones de personas. En la última etapa de Zapatero se decía que no llegaríamos a los cinco millones. Luego vino la reforma laboral del PP y la sangría ha sido inmensa. ¿Debemos empezar a temer que es posible llegar a los siete millones?

Creo que no. Todo el ajuste que se tenía que producir en el mercado laboral, básicamente ya está realizado. Hay una parte muy importante, la del sector público, que ha generado mucho paro, pero creo que a ese ajuste en la parte pública le queda ya poco recorrido y en el sector privado está prácticamente finalizado. Lo que podría suceder es que 2013 sea un año de estabilidad en el paro y que en 2014 empiece a reducirse.

¿Es viable esta sociedad si no se frena y empieza a reducirse el desempleo?

No, sin duda. El desempleo es el mayor problema con mucha diferencia que tienen las sociedades valenciana y española, porque ya no es solo la reducción de renta, sino que es un factor de cohesión social y de dignificación de las personas. Con estas tasas de desempleo mantenidas en el medio plazo, este modelo de sociedad no es viable en absoluto.

Sorprende que no haya más inseguridad ciudadana, ¿no?

Buena parte del déficit público proviene de cómo se ha incrementado el gasto en desempleo, pero esa partida amortigua el impacto social del problema. Es lo que se llama un estabilizador automático, es decir, en épocas de crisis aumenta el gasto social para inyectar renta en la economía y amortiguar el peso de la crisis. Si no hubiera seguro de desempleo tendríamos a muchos de esos parados en la calle y, por consiguiente, aumentaría la inseguridad.

Hay coincidencia en que uno de los grandes problemas para salir de la crisis es la caída de ingresos del Estado. El plan Pive para fomentar la compra de automóviles supuso una inversión pública de 75 millones y unos ingresos tributarios de 300. ¿Por qué el Gobierno no pone en marcha más programas de estas características si le resulta tan rentable al Estado?

El problema de la política fiscal es que hasta hace poco tiempo estaba muy limitada, por el hecho de que no teníamos asegurada la financiación de la administración. Es lo que refleja la prima de riesgo. Ahora parece que está contenida. Hasta hace poco, la principal preocupación de las administraciones era financiarse para pagar sus créditos y no se podía hacer una política fiscal más decidida. Una vez conseguido, entonces sí se puede actuar con políticas como las que usted dice. Espero que a partir de ahora sí las vamos a ver.

Si usted fuera conseller de Economía de la Generalitat, ¿qué medidas pondría en marcha de forma urgente?

No tengo vocación de político ni de conseller, vaya eso por delante. Dicho esto, creo que hay que poner en marcha todo tipo de políticas tendentes a promover la internacionalización y la innovación. Ahí está la clave del futuro de la economía valenciana. Estamos obligados a innovar y el político tiene que favorecer al máximo que los empresarios, los investigadores, los empleados y la sociedad civil puedan entrar en un ciclo de fomento del emprendedurismo y la innovación. De todas formas, se están haciendo cosas, como las líneas del Instituto Valenciano de Finanzas para emprendedores.

La patronal Coepa ha reavivado el inveterado cantonalismo alicantino a cuenta del AVE y se mantiene en sus trece de actuar por su cuenta a la hora de reivindicar ciertas infraestructuras propias porque considera que desde Valencia no se hace esa defensa. ¿Se vertebrará de una vez esta autonomía?

Ojalá. Efectivamente, la Comunitat Valenciana tiene la asignatura pendiente de integrar todo el territorio y, especialmente, la zona de Alicante con Valencia y Castelló. Creo que tenemos que hacer un gran esfuerzo entre todos para lograr esa vertebración. En ese sentido, los colegios de economistas buscamos la máxima cohesión y coordinación entre nosotros. Supone un esfuerzo, pero es absolutamente necesario.

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, pidió el jueves a las empresas que se instalen en la Comunitat Valenciana en lugar de en Cataluña por la deriva independentista en esa autonomía. ¿Qué opina usted al respecto?

Si las empresas se instalan en la Comunitat Valenciana estoy encantado como ciudadano y economista. A partir de ahí, lo que creo que tenemos que hacer es ser muy atractivos como territorio para que los empresarios de otros sitios vean que les resulta interesante instalarse aquí, por los motivos que sean, pero lo que no acabo de ver es que esa captación se haga a costa de otros territorios. Nosotros tenemos que centrarnos en lo nuestro. Creo que eso fue exactamente lo que quiso decir el presidente de la Generalitat o al menos eso es lo que yo interpreté al oir sus palabras.

La banca catalana se ha quedado gratis con la mayor parte del sistema financiero valenciano. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

El haber perdido el sistema financiero es una mala noticia, sin duda. A partir de ahí, que sea la banca catalana o cualquier otra la que se haya quedado con nuestras entidades no tiene importancia, porque lo auténticamente importante es que los centros de decisión financieros ya no van a estar aquí.

¿Puede haber alguna influencia negativa sobre la concesión de créditos?

No lo creo, porque la banca analiza las operaciones de manera objetiva, con independencia de dónde esté ubicado el cliente. Lo que pasa es que, al estar el centro de decisión fuera de la Comunitat Valenciana, la sensibilidad y el conocimiento sobre los clientes es diferente.