Son malos tiempos para el comercio minorista. La interminable crisis, que dura ya cinco años, está dejando bajo mínimos la demanda interna. El paro galopante y la desconfianza en la economía del conjunto de la población han derivado en el peor arranque del año para el comercio valenciano. Si en febrero el Instituto Nacional de Estadística registraba un descenso del 13,7 % en el volumen de ventas con respecto al mismo mes del año 2012, los datos de marzo, publicados esta semana, señalan que la tendencia no ha variado. Las ventas cayeron un 10,3 %, aunque es cierto que algo por debajo de la media nacional, donde el flujo de caja de los establecimientos se redujo un 10,9 %. Son ya 33 meses consecutivos de descensos en la facturación en la Comunitat Valenciana.

Ninguno de los sectores se salva de la caída en picado del consumo, que a medio plazo tendrá efectos sobre la recaudación tributaria pública y sobre las cifras de evolución del Producto Interior Bruto. Especialmente llamativa es la caída de las ventas de las estaciones de servicio, que alcanzó un descenso interanual del 10,9 %, el 8,9 % si se corrige por efectos del calendario. Este dato coincide con el que también avanzó esta semana la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), que apuntaba a que el consumo de combustibles de automoción se ha reducido un 8,7 % en el primer trimestres. Es decir, la gente compra menos gasolina o gasóleo porque se mueve menos. Todo un indicador del enfriamiento de la actividad económica.

También llama la atención que las ventas en el sector de la alimentación hayan caído un 8,2 % en marzo. Pedro Reig, gerente de la patronal de supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova), señala que la situación es complicada pero que el formato de supermercado de tamaño medio se mantiene mucho mejor que los hiper o que las tiendas. Remite a los datos ofrecidos por algunos de sus asociados en el ejercicio pasado. Mercadona sigue creciendo en facturación y resultados y Consum, aunque ha reducido beneficios, ha logrado mantener su nivel de ventas en 2012. No obstante se muestra cauto: «Se avecina un año complicado». Apunta a que el descenso del gasto se explica por el aumento de la factura de algunos servicios básicos como luz o gasolina, que restan recursos a la economía doméstica. «Hay también un factor de confianza del consumidor que impacta negativamente, por el miedo al futuro. Se juntan los dos factores».

Asucova afirma que sus asociaciados sortean mejor la crisis por su apuesta por la marca blanca o de distribuidor. «No es que se compren menos cosas en alimentación, sino que se sustituyen marcas», afirma. Reig cree que todavía hay recorrido de crecimiento para la marca blanca, que representa el 45 % del consumo de alimentación y productos básicos en países como Inglaterra. En España, la cuota de mercado es del 36 %.

Al contrario que en otros sectores, el descenso de las ventas no está teniendo una correlación exacta en la destrucción de empleo. Si la facturación en marzo cayó por encima del 10 %, la ocupación en el comercio minorista aguantó mejor, con una leve pérdida del 0,3 %. Amparo Barroso, secretaria general de la patronal de pequeños comerciantes Covaco, explica que el comercio urbano ha intentado aguantar la ocupación y que no siempre la caída de ventas se traduce en reducción de empleo. Al fin y al cabo, Covaco representa a pymes y autónomos comerciantes que gerencian negocios familiares donde no hay muchos empleados. Muchas veces si los ingresos no cubren los gastos la única salida es el cierre. La asociación de autónomos ATA en la Comunitat Valenciana ya denunció a partir de los datos de febrero que cada día se cierran diez comercios familiares en la autonomía.

No obstante hay que entender la alta volatilidad que caracteriza este sector. Pedro Reig recuerda que para muchos en un sector refugio. Son legión los parados que optan por montar pequeños negocios. Reig pone como ejemplo el modelo de franquicias de Consum, que desarrollan normalmente trabajadores autónomos por cuenta propia. De hecho, según los datos de Asucova el saldo de empleo por cuenta propia en el comercio ha crecido un 1,5 % en el último año.

Amparo Barroso, de Covaco, reivindica la aportación de pymes y autónomos a la economía regional. Si el comercio representa el 11 % del PIB, solo superado por el turismo y por encima de la industria, el pequeño comercio minorista aglutina al 41 % del tejido empresarial del sector y el 52 % del empleo. Es el subsector más amplio. Supera a las grandes superficies (15 % del tejido y 8,8 % de empleo). Las grandes cadenas de marcas son el 18 % y el 14,4 % de la ocupación, frente al 18 % y el 21 % de empleo de pequeñas cadenas. Por esto Barroso se queja de la ausencia de una planificación comercial de la Generalitat y de la ausencia, por ejemplo, de estímulos fiscales. «El sector del comercio es el que más contribuye a las arcas de la Generalitat. Llevamos desde 2008 planteando propuestas y no hemos tenido ninguna respuesta».

De hecho, las medidas más recientes del Consell parecen haber tenido a las grandes superficies como principales beneficiarias. La declaración de cuatro zonas de gran afluencia turística en Valencia (centro, cauce del Turia, Marina Real y estadio de Levante UD, donde se ubica el centro comercial Arena) ha permitido a estos establecimientos compensar la caída de las ventas entre semana con las de las aperturas de domingos. Covaco se queja de que la calificación turística ha sido una excusa para dar más margen a las grandes superficies y que no se ha consultado al pequeño comercio, que sigue optando por no abrir domingos.