Telefónica invirtió 9.500 millones de euros en 2012, más que todos los ingresos juntos de Facebook y Yahoo!, dos gigantes de internet que unidos ingresaron „que no ganaron„, 7.900 millones. Estos datos sirvieron de ejemplo la semana pasada a Jose María Álvarez-Pallete, Consejero Delegado de Telefónica, para reivindicar que la verdadera revolución digital no está dentro de internet, sino en la prestación de servicios para acceder a esta red. El mercado parece dispuesto a darle la razón y horas después de sus palabras Verizon, la principal operadora de telefonía de Estados Unidos, anunció el pago de 98.000 millones de euros a Vodafone a cambio del 45 % de las acciones de su propia filial Verizon Wireless, dedicada al sector móvil. Es sólo uno de los muchos movimientos que se vienen realizando en el sector de las grandes compañías telefónicas, que cuenta con cinco gigantes norteamericanos, tres imperios chinos y 339 operadores en un fragmentado mercado europeo.

Verizon costeará la compra con una emisión de deuda que podría superar el 5 % de rentabilidad y llenará de liquidez las arcas de la británica. Parte del dinero que va a sobrarle a la británica irá a comprar varias de las pequeñas compañías que forman esa compleja maraña de 339 operadores europeos, muchos de ellos pequeñas empresas de éxito, supervivientes de la burbuja del 2000 y que mantienen redes de telefonía por medio continente. A este respecto, la comisaria europea responsable de la Agenda Digital, Neelie Kroes, aseguraba esta semana que «se necesitan operadores europeos fuertes», para lo que abogaba por una normativa europea conjunta que permita el mercado único de las telecomunicaciones. A cambio, eso sí, establece un plazo de tres años para acabar con el llamado «roaming», la tarifa especial que pagan los usuarios cuando viajan al extranjero. Una de las novias más buscadas del baile es la española Jazztel que ha duplicado su valor en bolsa en el último año y que con ofertas de internet móvil agresivas ha conseguido hacerse con una reseñable parte del pastel. Se trata del pastel del servicio de datos que, por conjunto o separado, permite a los usuarios tener conexión a internet en casa y en el móvil. Las operadoras de telefonía lo saben y dedican inversiones millonarias a ofrecer unos servicios a los que el viejo continente llega tarde como poder ver la televisión a través de internet en el móvil gracias a redes 4G.

Pero la revolución provocada por Steve Jobs al imaginar que todo el mundo debía llevar el acceso a internet en la palma de su mano no sólo ha reconvertido el negocio de la telefonía del consumo de minutos en llamadas a los megas de descarga de internet; también ha provocado un terremoto en los que hasta entonces eran los gigantes de la tecnología móvil. Fabricantes como Motorola o Nokia controlaban un mercado en el que de la noche a la mañana sus productos quedaron obsoletos. Nueve de los diez móviles más vendidos de la historia son de la finlandesa. Todos con más de 100 millones de unidades en el mercado, muy por encima de su competidor directo, el iPhone, que se espera que alcance próximamente los 75 millones en si versión iPhone 5. Ninguno de sus intentos para reconvertirse logró éxito frente a compañías que ya no ofrecían un aparato, sino un sistema operativo, unos servidos dentro del móvil que permitían a cualquiera consultar el correo electrónico desde el teléfono, algo hasta entonces al alcance de ejecutivos.

Con estas marcas debilitadas, los fabricantes de esos milagrosos sistemas operativos, Microsoft con Windows Mobile, Google con Android y Apple con su IOS, han visto despejado „y abaratado„ el campo para conquistar el mercado de los terminales móviles. Microsoft, en plena reestructuración de su cúpula directiva, ha anunciado la adquisición de Nokia por 8.000 millones de euros y el omnipresente buscador adquirió hace un año Motorola por 9.800 millones. Apple, por su parte, anunció esta semana que cambiaba de estrategia ofreciendo un modelo algo más barato, pero con menos características. Un cambio significativo en su política que persigue paliar la penetración de los móviles chinos y de bajo precio, una vez que las operadoras han dejado de acarrear con el coste a cambio de altos compromisos de permanencia.

El negocio está en la prestación del servicio y hacia él se reconvierten los que fueran los grandes fabricantes de móviles. Lo que quede de Nokia se centrará ahora en el servicio de banda ancha para móviles y red para empresas. Otras, sin embargo, han hecho el viaje en dirección contraria: Airis o Huawei, provienen de proporcionar la tecnología necesaria para la conexiones, se han lanzado a la fabricación de móviles de gama baja. Unas compañías van y otras vienen. Todas dentro de la rueda tecnológica que no para de moverse.