Caixa Popular es una de las pocas cooperativas de crédito valencianas que está resistiendo sin entrar en ningún otro grupo. ¿Seguirá así?

Nuestra voluntad es continuar independientes. Creemos que la mejor forma de defender el puesto de trabajo de los 265 empleados-socios es ser independientes.

Esa independencia será fruto de un balance sólido, porque ha habido muchas cooperativas que se han tenido que fusionar o han sido absorbidas debido a que no eran viables en solitario.

Una cosa es la voluntad y otra la posibilidad de ser independiente. La posibilidad te la da un balance y una cuenta de explotación buenos. En nuestro caso, los números son buenos en este momento. Otra cosa es que tuviéramos dificultades. Entonces, el Banco de España te diría que no puedes porque tienes debilidades. Nosotros tenemos un ratio de solvencia bueno, los márgenes están funcionando, están entrando clientes y, por eso, pensamos que tenemos un futuro abierto y tranquilo.

Muchas poblaciones pequeñas han perdido oficinas de bancos grandes que se han retirado. En otras han caído en la exclusión financiera por ausencia de entidades. ¿Notan que esos clientes están volviendo a trabajar con las cajas rurales y cooperativas que se han mantenido en esas poblaciones?

Sí. Nuestra realidad es que todos los días entran muchos clientes que salían disgustados de otras entidades porque han cerrado las oficinas o porque la nueva entidad [la que ha absorbido a alguna de las valencianas ya extintas] tiene una forma de trabajar que no se acomoda con ellos. Para nosotros es una oportunidad, porque hay muchos sitios donde la competencia está cerrando oficinas, que son buenos y que los cierran porque están obligados a cerrar un número de oficinas. Y nosotros vamos poco a poco a cubrir esos huecos. Nuestra idea para el año que viene es comenzar a abrir oficinas, tras cuatro años abriendo solo una. La idea es abrir más de dos. Antes de que acabe el año abriremos una sucursal en Llíria que era de CaixaBank y que la cierra por la reestructuración tras absorber el Banco de Valencia.

¿Con el resto de sucursales a abrir también van a aprovechar la desbandada de la gran banca?

Sí,siempre son oficinas de la competencia que han dejado la zona. Está el mercado y los clientes, pero hay que rentabilizarla. No puedes tener muchas oficinas con pérdidas, porque el Banco de España te diría... Hay que actuar con prudencia. Creo que en tres o cuatro años van a surgir muchas oportunidades.

La rentabilidad, por tanto, es el gran impedimento para ocupar las oficinas que dejan los bancos y las cajas de ahorros en pequeñas localidades.

Claro, debes seleccionar las oficinas que abres. Son pocas y vas a las mejores. En las poblaciones con pocos habitantes la rentabilidad es peor que en ciudades más grandes. Es un factor que tenemos en cuenta.

Otro fenómeno que se está dando es en ciudades de un tamaño algo mayor, donde el banco o la caja ha cerrado y la cooperativa de crédito, como única entidad que ha quedado, se lleva los clientes. ¿Es así?

También estamos notándolo. Se está produciendo un oligopolio en muchos lugares. Para nuestro sector es una oportunidad, porque puedes ir a pueblos donde antes no estabas. La rural de l’Alcúdia ha abierto en Tous, que se había quedado prácticamente sin servicio bancario.

¿Empiezan las empresas a llamar a las puertas de las cooperativas?

Con las fusiones se han producido concentraciones de riesgos que los bancos no pueden tener. Hay empresas que, en la diversificación del pool bancario, están acudiendo a nosotros.

¿Y también por la falta de crédito?

Nosotros estamos creciendo en operaciones de inversión. Un 3 % interanual al finalizar septiembre. No estamos apalancados en mercados mayoristas y tenemos un ratio de liquidez bueno. Tenemos margen para dar inversión. Estamos entrando en empresas que antes era muy difícil y en las que antes no pasabas la barrera de la secretaria del director financiero. Ahora, no. También hay empresas que le dan valor a trabajar con firmas valencianas.

El Instituto Valenciano de Finanzas, sin embargo, constató que las cooperativas han perdido cuota en depósitos desde el inicio de la crisis en la Comunitat Valenciana, todo lo contrario de lo que ha sucedido en el conjunto de España. ¿Por qué?

No es esa la realidad de Caixa Popular, pero a lo mejor el fenómeno de Ruralcaja [absorbida por Cajamar] ha producido una bajada global, dado que tenía un peso muy grande. Si ha tenido una fuga de depósitos e inversión hacia los grandes bancos puede haber afectado a la cuota global. Pero el resto de cajas rurales valencianas está creciendo.

¿Hay alguna posibilidad de que se reedite el antiguo proyecto de un SIP de pequeñas cooperativas a nivel nacional?

El SIP fue un mecanismo de defensa, una barrera ante el deseo de fusiones del Banco de España. Se ha demostrado que el SIP no sirve para nada. El modelo actual es que estamos en el grupo del Banco Cooperativo de la Asociación Española de Cajas Rurales y tenemos el paraguas institucional que el Banco de España necesita.

¿Cómo valora el Banco de Crédito Cooperativo, competidor del Banco Cooperativo, que ha lanzado Cajamar?

Lo que va a crear Cajamar es Cajamar, porque en ese banco el 90 % es Cajamar. No aporta nada nuevo para nosotros. Es una decisión que respeto, pero, claro, es cambiar el Banco Cooperativo [las rurales,entre ellas cinco de Castelló, que se han sumado a la iniciativa], donde hay pluralidad, por un banco donde manda Cajamar. En el Banco Cooperativo nadie tiene más de un 10 %. Nuestro modelo es más plural y respalda más mi independencia.

Cajamar habla de juntar el cooperativismo de crédito en España para crear un modelo como el que representan Rabobank en Holanda y Crédit Agricole en Francia.

Ese modelo es el nuestro, el del Banco Cooperativo.