¿Recortar gastos de una empresa pasa ineludiblemente por la masa salarial?

Recortar la masa salarial es algo que debería de evitarse, siempre y cuando no sea porque se han estado pagando salarios o dietas por encima de lo razonable.

Sin embargo, está de moda.

Una cosa es rebajar la masa salarial aprovechando la situación y que al trabajador no le queda más remedio que aceptar porque si no se va al paro y no sabe cuándo volverá a encontrar trabajo, y otra es que realmente la empresa esté en situación crítica y sea cuestión de supervivencia. Lo que sí le digo es que recortar salarios por el mero hecho de que la empresa tenga más beneficio ni siquiera es ético.

¿Tienen clientes de este tipo?

No, su objetivo es salir del atolladero y antes de llegar a la situación límite de tener que hacer un ERE o rebajar la masa salarial, lo lógico es intentar racionalizar todo el gasto. Al menos, lo que se puede conseguir es que no se tenga que recortar tanto o que el ERE pueda ser menos agresivo. Lo que no tiene sentido es tirar el dinero por el fregadero, eso es lo que evitamos.

¿Por qué decidieron no incluir los gastos de personal entre sus objetivos para recortar?

Entendemos que es una cuenta estratégica y política que puede tener connotaciones que sobrepasan nuestra capacidad de influencia y quien está mejor capacitado para saber cómo dimensionar al personal es el cliente. Sí es verdad que en la mayoría de los casos los ahorros no vienen solamente por el precio. El ahorro cuantitativo que conseguimos es consecuencia de la implementación de una serie de procesos y procedimientos y eso sí que puede tener como consecuencia que al aplicar estos procesos no se necesiten tantas personas. Lo que sí dejamos en manos del cliente es que sea él quien decida si esta persona puede realizar otras labores que sean más productivas dentro de la empresa. No forma parte de nuestro trabajo sugerir a nuestro cliente si está pagando mucho o poco al personal o si sobra o falta.

¿Y si encuentran gastos a reducir en el personal hacen la vista gorda?

Ya le digo que no es nuestro objetivo. Lo que sí hacemos, y ahí estamos encontrando ahorros, es gestionar los seguros sociales. Es una cuenta muy peculiar, porque el cliente tiene un único proveedor, que es la Seguridad Social, y hay unas ratios que no se pueden cambiar. La empresa y el trabajador están pagando un porcentaje de la masa salarial a la Seguridad Social y eso no se puede cambiar, pero sí que encontramos que en muchos casos la empresa está en un epígrafe equivocado, podría aplicarse unas ventajas o distribuir la masa salarial de tal forma que proporcione ventajas a la empresa y al propio trabajador; eso sí lo analizamos. Teniendo en cuenta que el seguro social es algo que hay que pagar todos los meses, los volúmenes de ahorro suelen ser importantes. Estamos hablando del 3% o el 4% de media, pero nuestro récord está en ahorrar un 9,75% en esta cuenta.

¿Tan mal lo estaba haciendo su cliente?

No es que lo estuviera haciendo mal, sino que a lo largo de la vida de una empresa se incorporan nuevos trabajadores, se cambian políticas, nuevas actividades... Si se ha puesto a unos trabajadores determinados en un epígrafe pudiendo ponerlos en otro, pues aquello permanece, nadie lo revisa. Ahí es donde encontramos el ahorro. Además, en muchos casos podemos pedir a la Seguridad Social la devolución de los últimos cuatro años y en Canarias es algo que hemos hecho con éxito.

¿Es cierto que no cobran si no tienen éxito en su labor?

Cobramos al cliente el 50% de lo que le ahorramos a lo largo de 24 meses. Nuestra labor no pasa solo por el ahorro, también hacemos que el personal de la empresa adquiera unos conocimientos que, por ejemplo, les ayuden a identificar si están comprando lo que realmente necesitan o simplemente siguen una mecánica instaurada. Vivimos en un mundo cambiante y lo que es óptimo hoy no tiene por qué serlo dentro de un año.

¿Por qué 24 meses?

La experiencia nos ha enseñado que es el tiempo necesario para que el personal adquiera el know how [conocimiento].

Durante ese tiempo no se permitirán ni un despiste.

Es cierto. Funcionamos como si formáramos una UTE de 24 meses y somos socios, puesto que vamos a medias en los ahorros que se generan. Atendiendo a nuestro propio interés, mantenemos optimizadas constantemente las cuentas que analizamos.

¿Y quién paga su tiempo si no logran ahorrar nada?

Esto a veces ocurre, obviamente. Es un riesgo que nosotros corremos y que tenemos controlado, porque nuestra metodología nos permite detectar en estadios tempranos si realmente va a merecer la pena recorrer todo el camino o no. Hay una serie de hitos en los que vamos informando al cliente para ver si nuestra labor concuerda con sus intereses. Lo que aportamos al cliente es el tiempo y él tiene la tranquilidad de que si no encontramos ahorros o no merece la pena aplicarlos, pues no le va a costar nada. Además, tendrá un informe objetivo de que tiene una cuenta bien gestionada.

¿Cuándo se marchan retornan las malas prácticas? ¿Han tenido que regresar alguna vez?

La verdad es que sí. Al principio analizábamos los gastos durante doce meses. La experiencia nos demostró que al cabo de otro año habían vuelto a las andadas. En otros casos volvemos porque es lo acordado. Ofrecemos también servicios de auditoría y ahí ya cobramos unos honorarios fijos. Se trata de revisar periódicamente los procedimientos para constatar si se siguen las pautas que hemos aplicado.