Mientras los gabinetes jurídicos y administrativos de algunas grandes empresas tratan de descifrar la fórmula que les permita resolver el laberinto fiscal creado con las nuevas cotizaciones por las retribuciones en especie, el comité de expertos elegido por el ministerio de Hacienda ultima el informe sobre el que el Gobierno de Mariano Rajoy debe apoyarse para sacar adelante la tan anunciada reforma fiscal.

La tarea de cuadrar los números, evidentemente, no es fácil. Sobre todo si se pretende soltar lastre de cara a las elecciones y presentar una rebaja de la presión fiscal, que se deberá compensar con un incremento de los ingresos por otra puerta. Y por esa puerta parece que van a entrar los 900 millones que espera recaudar el departamento de Cristobal Montoro con las nuevas cotizaciones por las retribuciones en especie. De momento y hasta que el Gobierno diga la última palabra todo son especulaciones, y unas parecen más acertadas que otras.

La bajada selectiva y progresiva del IRPF a partir de 2015, así como la rebaja del impuesto de Sociedades y la eliminación de algunas deducciones, parecen ser los dos ejes fundamentales de la futura reforma fiscal, que previsiblemente se presentará en primavera y entrará en vigor el próximo año para, según el Gobierno, "crear un nuevo sistema tributario más simple y equitativo". El Ejecutivo también pretende que la reforma contribuya a mejorar la situación económica de las familias y que ayude a impulsar la incipiente recuperación de la economía y la creación de empleo. Entre los objetivos, se encuentra el de fomentar la creación de puestos de trabajo, aunque está por ver si incluirá una rebaja de las cotizaciones sociales que pagan las empresas, una circunstancia que estas vienen reclamando desde hace tiempo y que el Gobierno ha ido postergando por el déficit que atraviesa la Seguridad Social.

Un IRPF nuevo

El Ejecutivo sí tiene previsto cumplir con su compromiso de revertir la subida del IRPF que decretó nada más llegar al poder y que se ha mantenido durante tres ejercicios, si bien parece que lo hará de forma escalonada y con matices. A este respecto, el ministro de Hacienda ha dicho que será un impuesto "completamente nuevo", que no guardará relación con el diseño que tenía en 2011, y ha recalcado que no se trata de devolverlo a como estaba hace tres años porque su configuración variará notablemente. El ministro quiere que el IRPF sea equitativo, que se contribuya según la renta y la capacidad económica, y que se aproxime a los sistemas fiscales más avanzados de los países del entorno. Probablemente una de las novedades será el incremento de los mínimos personales y familiares y, la bonificación a las familias numerosas.

El grupo de "sabios", por su parte, plantea en el informe una bajada del IRPF que sea paralela a un recorte de las deducciones. Hay que recordar que el Gobierno, en 2012, llegó a subir hasta siete puntos el impuesto sobre la renta dentro de la política de recortes económicos, y se comprometió a revertirlo este año, algo que no sucederá y que se ha aplazado al próximo, 2015, con la reforma fiscal, pero sin aclarar en qué cuantía.

La deducción de la vivienda

El comité de expertos también apuesta por una rebaja del impuesto de Sociedades, con un tipo único de gravamen „al 25 % de forma inmediata y una rebaja progresiva posterior hasta el 20 %„. Evidentemente, para compensar esta importante caída de los ingresos es necesario buscar un canal de entrada nuevo, que para el comité de expertos y para Bruselas, el FMI y la OCDE está claro: eliminar deducciones como la de la vivienda con caracter retroactivo, y subir el IVA y los impuestos especiales. En el caso de la deducción por la compra de la vivienda habitual „eliminada desde el 1 de enero de 2013 para las nuevas adquisiciones„, aún se la aplican cerca de cinco millones de contribuyentes, y supone este año al Estado 1.785 millones de euros, si bien es cierto que conforme pase el tiempo se va a ir reduciendo.

Sin embargo, el ministerio de Hacienda ya ha anunciado que no piensa, de momento, cargarse esta deducción con caracter retroactivo, porque "considera que suprimirla de un año para otro va en contra de los derechos adquiridos por los contribuyentes que se la vienen aplicando". No obstante, lo de "un año para otro" parece dejar abierta la puerta para después del año electoral, ya que el propio ministro Cristobal Montoro anunció que la reforma fiscal entraría en vigor "de forma gradual los años 2015, 2016 y 2017". Lo que sí podría aprobarse es una reducción de la desgravación progresiva para las rentas más altas.

Impuesto de sociedades de tipo único

En cuanto al impuesto sobre Sociedades parece claro que la rebaja de tipos vendrá acompañada de la eliminación de algunas bonificaciones con el objetivo de que el gravamen nominal se aproxime al que realmente se paga, que habitualmente es inferior. Hacienda es consciente de que las grandes empresas, que deben pagar el 30 %, suelen abonar un tipo de entre el 5 y el 10 %. Asímismo, los trabajadores autónomos podrían tener cambios en el régimen de módulos, un nicho de fraude según los expertos fiscales que abogan por adaptar su tributación en función de los beneficios reales que obtenga su actividad.

IVA a impuestos especiales

El IVA también se verá afectado por la reforma fiscal, ya que si bien Montoro ha descartado subidas adicionales de unos tipos que "ya están suficientemente altos", sí se está estudiando que algunos productos pasen a cotizar en un tramo superior al actual, un cambio del que el ministro ya ha subrayado que estará exento el turismo. En este sentido, Hacienda sigue analizando con Bruselas el alcance de la sentencia de hace un año del Tribunal Europeo que obliga a España a elevar al tipo general del 21 % a todo lo que no sean medicamentos para el consumidor final y los aparatos y complementos para uso personal y exclusivo de discapacitados.

Está por ver qué ocurrirá con los impuestos especiales y si se penalizará el tabaco, el alcohol y los hidrocarburos, como proponen los expertos y los organismos internacionales. Estos impuestos ya han subido a lo largo de la legislatura, pero se les pretende dar una vuelta de tuerca más, al ser de los más bajos de Europa.