Las múltiples posibilidades de crecimiento y superación personal que puede aportar el deporte a la vida de cualquier persona se multiplican en la figura del campeón de Puçol, Juan José López «El Peño». Este atleta con la pierna amputada ha sido capaz de superar no sólo la lucha entre la vida y la muerte a la que le abocó el 21 de junio de 2010 la cornada de un toro, sino además optar por vivir con total normalidad la vida sin una pierna. «Supe desde el primer momento que la cogida era mortal, entré en el quirófano con la consciencia de la gravedad y la seguridad que iba a morir, cuando dos días después abrí los ojos supe que la vida era mía y aquí estoy. Sin pierna, pero con vida, con una vida plena llena de retos y objetivos. Con preparación, voluntad, y compromiso contigo mismo y con la gente a la que quieres; puedes lograr todo», dijo ante los estudiantes del instituto Jaume I de Sagunt, que con él recibieron una auténtica lección de vida.
Este atleta que ha sido el primero en España que ha logrado forjarse como una de las figuras del deporte adaptado, a pesar que no le guste la especificidad puesto que corre, nada, va en bici y hace las pruebas de triatlón como cualquier otro atleta.«Me falta una pierna sí, pero tengo todo ganas de vivir, motivación y muchas ganas de superarme y entrenar día a día. Vosotros si no estudiáis día a día cuando llega un examen os parece una tortura, en cambio si os preparáis, iréis a la prueba a disfrutar. Pues eso es lo que yo hago, he hecho historia puesto que diez meses después de la amputación ya quise correr el Gran Fondo de Puçol; y lo logré a pesar que el periodo de superación de una amputación y el inicio de cualquier actividad suele tardar dos años. No obstante yo no quería perder más tiempo, quería vivir, normalizar cuanto antes esta situación», decía
Los estudiantes recibieron con entusiasmo las palabras de López que desde una clase de educación física adaptada llegó a trasmitir una serie de valores clave para su futuro. Muchos de los alumnos percibieron la fuerza y el compromiso vital de una persona que con 31 años ha perdido una pierna y se levanta cada día dispuesto a luchar por sus sueños. «Mi hija de tres años ve esto normal, me ayuda a cambiarme las prótesis y cuando ve a alguien en silla de ruedas o amputado lo ve con total normalidad. Nunca he soportado dar pena, prefiero que miren mi prótesis y que vean el esfuerzo que hago por ser uno más. Mi reto actual es la Titan Desert, 700 kilómetros por el desierto del Sahara que espero poder correr a finales de abril. Sé que será muy duro pero me estoy preparando a fondo».
En su encuentro con los estudiantes «El Peño» mostró sus prótesis, les enseñó cómo las cambia en función del deporte que vaya a realizar y respondió a preguntas. «El deporte me ha salvado, ahora soy otra persona, que sale a entrenar, quiere mejorar y desea ayudar a personas como yo. No podéis imaginar la cantidad de gente amputada que hay. Yo supe que me moría y ahora no pienso perder ni oportunidad. Os animo a hacer lo mismo», aseguró ante un atento auditorio.
