En el verano de 1977, Sebastián Teresí aceptó el traslado como capellán al monasterio de las agustinas de L´Eliana, no sabemos qué parte tuvieron las presiones a que fue sometido y cuál al cansancio de la persona. Sin embargo, no se rindió Teresí en su nuevo destino. Se vinculó al Casal de la Pau de Valencia, la Domus Pacis, que acogía/acoge a expresos, marginados y enfermos que no tienen recursos. Aquí siguió aplicando el Evangelio pues pensaba que había que llegar a la gente más necesitada y deteriorada, y animando a todo el personal de esta asociación.
Sus compañeros en esta última etapa lo recuerdan con todo el cariño y notando todavía su vacío, «la serenidad de su figura», «una persona muy acogedora y desprendida», «era un tipo excepcional y muy entrañable».
Siguió manteniendo sus relaciones amistosas cercanas con varios sacerdotes del equipo del Puerto y pasando junto a ellos sus vacaciones de verano. Estas fuentes nos recordaron cuando don Sebas reconocía que su conversión tuvo tres puntos de inflexión: el primero, en sus años con los mineros chilenos; el segundo, las enseñanzas del mundo obrero de Puerto Sagunto en sus luchas sociales; y el tercero, del mundo de la marginación con toda su grandeza desde la apariencia de la miseria.
Parece lo más adecuado cerrar esta semblanza biográfica del sacerdote D. Sebastián Teresí con sus palabras de entonces, pero también válidas para esta hora: «Hay que comprometerse y luchar contra todo lo que produce muerte: la guerra, la violencia, el hambre, la injusticia, el odio, el egoísmo, la droga, la carrera de armamentos, . . .» Finalmente, el padre Sebastián Teresí Ballester entregó su vida el día 6 de abril de 2005 con casi 92 años de edad. A este bondadoso sacerdote está dedicada una calle en ese páramo semidesértico llamado, por algunos, polígono Fusión en el municipio de Sagunto.
