Después de haber estado entrevistando a varios líderes políticos a nivel local y de haberme dado de bruces con las encuestas que dicen que el 72% de los españoles desaprueba la gestión del gobierno y el 82% desaprueba la gestión de la oposición, así como que sólo un 46% de los votantes del PP repetirá su voto, y un 43% de los votantes del PSOE haría lo propio, creo que nos acercamos en las próximas elecciones municipales y autonómicas hacia un tsunami político, a un cambio radical y a una redistribución del poder que pienso que no vendrá acompañada de cambios profundos en la cultura política.

Nueva etapa porque es obligatorio plantearse preguntas distintas y nuevas que implican respuestas diferentes a cuestiones viejas, es el salto de un modelo bipartidista a otro modelo multipartidista, y todo estará después es su capacidad para articular y formar parte de coaliciones electorales lógicas y viables.

Personalmente pienso que en este sistema, bien llamado o mal llamado pluralismo tolerante, que todo es cuestión de interpretación yo cada día me encuentro como más encorsetado, más dominado por extrañas pero a la vez conocidas fuerzas que me dictan por donde he de seguir, y me siento cada día como más objeto que debe consumir para ser útil a concretos intereses, intentan controlar mi sencilla vida, por eso cada día me gusta menos.

Y no comprendo cómo los gobiernos sin pausa, sin hacer caso de la protesta que genera el volumen siempre creciente del sufrimiento de la sociedad, ellos reunión tras reunión siguen en su afán de demolición para favorecer a unos pocos en contra de la mayoría. Cuando estoy seguro que nunca en la historia de la humanidad una infraestructura productiva tan inmersa puso a nuestra disposición tantos bienes y servicios si la distribución fuese justa.

Son los jóvenes los que constituyen sin duda el sector de nuestra sociedad más duramente castigado por la actual crisis económica, que no afecta sólo a su presente sino también a su futuro, que saben que vivirán peor que la generación de sus padres, pero a pesar de ello no les aboca a la amargura, al derrotismo, o al cinismo, y tampoco a la rebeldía violenta, se trata de una generación demasiado bien preparada para aceptar análisis de situación toscamente simplistas, la juventud sabe muy bien que la economía funciona mal, y saben qué es por la ausencia de un adecuado control político sobre la misma, y sobre las ingenierías financieras, y lo que exigen no es su voladura sino una urgente reparación.

Cambios para peor. Y estoy de acuerdo que no es lo mismo cambio que recambio, porque en este país hemos hecho cambios que han sido para peor, recuerdo cuando pusimos un partido con mayoría absoluta que a los pocos meses la pancartas le decían que el cambio era a la izquierda. Es por eso que no siempre los jóvenes pueden dar lecciones

Lamentablemente muchos los cambios no lo interpretan así, y están intentando romper el camino establecido racionalmente, y al amparo de una religión, creencia o credo ellos interpretan que está justificada la violencia.

Por esto me alegra que la juventud esté entrando en nuevos partidos, o en viejos que no han gobernado, no tienen mucha idea de cómo funcionan, hasta creo que no creen siquiera que haya que estar afiliado solo saben que hay que reformar las cosas porque saben muy bien lo que no les gusta, y aunque están decepcionados con la forma en que funciona nuestro sistema político, creen en la democracia, en el pluralismo, en la discusión, en la negociación y en el pacto, en la necesidad de los partidos políticos, y sobre todo en una vida política más abierta flexible y transparente, que necesita una regeneración democrática profunda, hay que destacar de nuestros actuales jóvenes que constituyen una generación que sabe integrar y compatibilizar con naturalidad identidades nacionales culturales múltiples que siente con similar intensidad a su pueblo, a su región, es un ciudadano del mundo

Ésta una generación que reúne todas las condiciones necesarias para revitalizar una sociedad como es en estos momentos la española, desconcertada sin liderazgos reconocidos, y sin horizontes comunes que necesita con urgencia un nuevo relanzamiento.

Hace unos días decía la prensa el Sr.Winston Churchill ganó la guerra y perdió las siguientes elecciones

recuerden al Sr. Suarez y a la U.C.D. ejemplo para muchos, pero pasó de 168 diputados a 12 tristemente no aprendemos de la historia.