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La bicicleta se debe necesitar en sagunto

E l pasado domingo con motivo del XXVI Día de la Bici de Sagunto volvió a surgir la pregunta de por qué no se usa más la bicicleta en nuestra ciudad.

Es tautológico decir que el clima y la orografía son favorables y que muchas ciudades europeas con mayor nivel de desarrollo que la nuestra la han adoptado hace tiempo como medio de transporte urbano por ser más barata, más ecológica, más limpia y más saludable que el automóvil. ¿Por qué no hacemos aquí lo mismo? La respuesta es sencilla, porque en coche llegamos antes a cualquier parte de nuestra ciudad. No es que falten carriles bici, porque la bicicleta podría convivir con el automóvil si hubiera menos en circulación, y tampoco es una cuestión cultural, porque por suerte para nosotros no hace falta bagaje previo para elegir nuestra forma de desplazamiento, es cuestión de necesidad.

Si queremos que los medios de transportes sostenibles se implanten en nuestras ciudades debemos conseguir que sean los más rápidos, los más baratos y los más eficaces, y lograr este objetivo pasa no solo por implementarlos al máximo sino también por reducir las posibilidades de aquellos con los que tengan que competir.

Cuando habilitamos zonas de aparcamiento en los centros de las ciudades y permitimos que el coche llegue a todas las puertas estamos cercenando las oportunidades de la bicicleta de convertirse en alternativa real de movilidad, mientras que cuando combinamos horarios de trenes y autobuses, y facilitamos los transbordos a los ciclistas, la bicicleta se vuelve una opción viable siempre que la alternativa sea un coche con dificultades para encontrar aparcamiento en los centros urbanos y consecuencia de ello la probabilidad de afrontar un recorrido peatonal.

El lujo que comporta desgastar el planeta al ritmo de los actuales motores debe ser compensado económicamente con iniciativas que lo ponderen estableciendo comparativas directas de carácter didáctico, potenciando el debate sobre la importancia de la sostenibilidad e induciendo a la sociedad a la reflexión. A este respecto se han mostrado eficaces en otros países medidas como bonos anuales para el conjunto de los transportes públicos que no superen el valor del impuesto municipal de circulación.

Urbanizar mejor. La movilidad sostenible nos permitiría asimismo urbanizar mejor nuestras ciudades, replanteándonos ideas como la dispersión de los nuevos polígonos y razonando cuestiones puntuales como nuestro modelo de plazas, que en Sagunto y Puerto de Sagunto son todas rotondas (Glorieta, Morería, 1º de Mayo o Rodrigo) dejando a un lado la idea de platea entendida como ensanchamiento de las aceras hasta conectar peatonalmente las entradas a los edificios de alrededor. La accesibilidad para personas con movilidad reducida se vuelve más evidente y se recupera la posibilidad de que los niños vuelvan a jugar en la calle, algo que nunca debió perderse ya que consolida su experiencia como ciudadanos y sedimenta su respeto por la ciudad.

Los modelos de negocio también cambiarían porque el peatón que recorre el centro urbano en busca de la compra diaria no tiene sitio en la bicicleta para gran cantidad de material. El pequeño comercio revive y alrededor de sus áreas peatonales se favorece la reunión social. Los supermercados siguen funcionando como los almacenes que son hoy en día, pero aumentarían los repartos a domicilio de sus productos estandarizados y el automóvil continuaría siendo una opción, pero ya no sería una necesidad.

Nuestro ilustre ciclista René Marigil no pudo alcanzar la velocidad del coche, pero nosotros sí podríamos honrar su memoria convirtiendo la bicicleta en el medio más rápido del lugar.

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