La Cenicienta tendría asegurada su carroza en la Vall de Segó de la mano de Enrique Alfonso Gil. Un agricultor de Benavites que ha superado su propio récord como creador de calabazas gigantes. Este experimentado labrador ha conseguido cultivar dos calabazas enormes, una de 120 kilos y otra de 100.
Enrique Alfonso cultiva año tras año frutas y verduras de temporada estival; en esta ocasión ha focalizado su atención de agricultor curioso en unas semillas especiales de calabaza que le llegaron desde Sevilla.
En una parcela de la partida de Llorenset en Almenara, con el agua necesaria y el único cuidado del abono y la dedicación intensa de sus experimentadas manos en el ámbito de la hortaliza y los melones, Alfonso ha conseguido mejorar el tamaño y el peso de la calabaza que hace 25 años le permitió darse a conocer.
Desde que en 1990 produjera su primera calabaza de cien kilos, ha persistido en su intento experimental con lo cual ha recolectado berenjenas gigantes y melones diversos entre otros muchos productos de la tierra. No obstante, este mes de agosto le ha permitido alcanzar su propio récord ya que en su campo lograba criar las dos calabazas más grandes de la historia de la Vall de Segó. «Me siento sumamente orgulloso de mi trabajo, no busco nada especialmente, me dedico a trabajar bien la tierra y me gusta experimentar. No he añadido ningún tipo de alimento ni abono especial para conseguir estos ejemplares», apuntaba el labrador de Benavites.
